martes, mayo 31, 2011

La forma indignada de ponerse el saco

Que bien esto de Galeano en la plaza de los indignados en Barcelona. La parte más en confianza (que salió en 678) empieza en el minuto 8.

El cromo es un buen anticorrosivo

Muy revelador este mapa sobre distribución mundial de minerales. Da para todo tipo de análisis, para empezar que ni Argentina como pais, ni el hierro como mineral, si quiera figuran. Deficiencias y ausencias aparte, la potencia mineral de Australia y Sudáfrica da para hacer pensar en actualizar la sigla a BRICAS. Suena casi como Bridas.

miércoles, mayo 25, 2011

A su servicio

Entrevista a Roberto Servicio sobre Lenin, Stalin y sobre todo Trovsky. Las preguntas del gruñón son algo básicas, pero Roberto se las arregla para contestar algo más.

viernes, mayo 20, 2011

Hesperopathia

Se pueden aducir varias razones por las que la Unión Europea debe ayudar a Grecia. Una de ellas, la que voy a exponer, tiene connotaciones hesperocentristas (una variante de etnocentrismo). No lo digo bajo los efectos de una damajuana de hesperidina vencida.

Hace unos años discutía con un tal Al-Jaim para quien el problema de la época era la hesperofobia europea, o temor/odio a Occidente. En su momento me pareció que si había hesperofobia, ¿por qué no podía haber también hesperomanía o hesperofilia? Habría agregado Hesperocentrismo si se me hubiera ocurrido.

Hoy quiero retomar esa raíz para elaborar el término hesperopathia (pathos=sufrimiento por/apelación emotiva a). No es tan raro como pudiera sonar en primera instancia. Es un argumento -o falacia- que hace rato viene aplicando EEUU.
Veamos, a grandes rasgos Occidente es básicamente EEUU y Europa. Desde hace décadas EEUU se ha erigido en sostén de la bandera de Occidente, lo que le permitió definir el contenido y el contorno de lo que es Occidente, lo que entiende por tal. Una de esas causas occidentalistas, algo particular a EEUU, es la defensa a ultranza de Israel. Más de uno, allí y acá, señala a Israel como la cuna de Occidente, así que si EEUU es la mano que mece la cuna, se entiende la apelación emotivo-histórico-ideológico-cultural a identificarse con Israel y sus intereses, no más sea como agradecimiento por inventar la civilización occidental.
No he encontrado a nadie que lo plantee exacto en estos términos, pero la idea subyacía en casi cualquier discurso neoconservador. El interes nacional medido en términos de poder político-militar viene a estar acompañado del un factor mucho más inmaterial, el agradecimiento histórico o hesperopatia, como razón esgrimida para apoyar a Israel.

Tomando este marco tan particular de la relación de EEUU con Israel, es que Europa puede reapropiarse de la hesperomania y apoyar a Grecia en lo que sea, sin importar el dislate en que consista la ayuda. Así como tantos se representan el nacimiento de Occidente con Israel, otros tantos lo representan en Grecia. Algunos combinan ambos, y otros añaden a ese matrimonio algún elemento salido de Italia, ya sea el Imperio romano, la Iglesia, o el renacimiento, o todos juntos, en una especie de orgía moshe-greco-romana, en la que obviamente no podían faltar curas.
Por ende, si EEUU puede transferir cuanta tecnología bélica y dinero desee a y en loor a Israel, lo mismo puede hacer Europa con Grecia, y si eventualmente hiciera falta y se considerase apropiado, a Roma, adónde todos los caminos conducen. Sería como una pensión vitalicia en retribución de todos los servicios prestados a Occidente, reconocidos por la gerencia actual. Discurso, aplauso, medallita, y muchas gracias. Pero si no les convence, sigan buscando razones económico-financieras.

martes, mayo 10, 2011

La agresión

A 150 años de inciarse la guerra de secesión (sesquicentenario, una palabra usada solo una vez cada 150 años), pongo casi aleatoriamente trozos del diario de un unionista durante la campaña peninsular (1862) en el este de Virginia. El diario es corto, me lo leería todo, pero estoy con poco tiempo.

May 29th, Thursday.
A beautiful morning. About 10 a.m. a lot of rebel prisoners, numbering three hundred and ninety-three, were marched along the Hanover Road, close to our encampment and under a strong guard.
Such a dirty filthy looking set of rascals could not be found in any almshouse in the north, and if all the rag-pickers of Philadelphia could be taken from the gutters and placed in line, they could not present a worse appearance. Scarcely any two were dressed alike. The prevailing colors were gray and dirt color. A majority of them wore slouch hats of no particular shape, a few had caps, and some of them had their heads tied up with dirty handkerchiefs. Most of them were young men, but there were a few old gray haired sinners among them.

About 6 p.m. another gang of rebel prisoners, numbering about a hundred, passed down the road; what their final destination is we do not know, but suppose they will be sent by railroad to White House Landing and from thence by steamers to some safe place for keeping.
It seems mortifying that the government must go to such vast expense and give us all so much trouble to hunt such ignoble game.
It is a pity that we cannot at one fell swoop rid the land forever of the vermin, instead of catching and being obliged to feed and clothe them. No wonder the darkies speak of “poor white trash.”21 I never rightly understood the meaning of the term before I saw these fellows.

June 1st [...]
About 5 o’clock p.m. the body of Colonel James Miller was brought in. It was most horribly disfigured, nearly half of the left side of the head having been blown away. He could not have felt a moment’s pain. He was a true soldier, every inch of him. He fought through the Mexican war and was severely wounded at the storming of Chepultapec, and at last has fallen in battle, bravely fighting for the flag of the Union. Requiescat in pace.

June 7th, Saturday. [...]
The lower classes of white people in Virginia, wherever I have visited, are utterly devoid of education. Many of the men and women can neither read nor write, and yet, they are Americans!!! A couple of boys residing, or perhaps I should say existing, near here visit our tent almost everyday. One of them, a particularly bright and intelligent little fellow about eleven years of age, in reply to some questions I put to him, said that he did not know his letters, there was no one to teach him, his mother could not read, and there were no school teachers anywhere. His father lived down at Squire Jones’ and his mother lived over yah, pointing to a hovel in a field nearby. To the question why his parents did not live together, he replied, “Because they was never married.” Perhaps ten years hence this same boy, then grown to man’s estate, may be seen strutting down Chestnut Street with long hair over his shoulders and flourishing a big stick in his hand, boasting that he is a descendent of the F.F.V.s*,the southern chivalry.

-Well Satisfied with My Position. The Civil War Journal of Spencer Bonsall
Edited by Michael A. Flannery and Katherine H. Oomens
*First families of Virginia

miércoles, mayo 04, 2011

Pancho Fukuyama

A ver si levantamos este muerto.
Marshall Poe de New books in history entrevistó a Francis Fukuyama sobre su nuevo libro The origins of political order. Al parecer Fukuyama busca históricamente algunos principios ordenadores de la sociedad política, y no evita caer en algunos lugares comunes del mundo anglosajón, como entronar el Rule of law y la accountability. En otros tramos no teme ser lo suficientemente osado como para partir de una base biológica que le permita desentrañar los dictados genéticos que predisponen a favorecer a los parientes y a buscar el reconocimiento de los demás.
¿Qué lugar ocupan Grecia y Roma en el devenir institucional de la historia? Ninguno que no hubiera alcanzado China para su época de dinastías Qin y Han.
¿Qué lugar le cabe al cristianismo? Poco en el fondo, mucho en la forma, como contribución a la cultura legalista y procedimentalista. La puja entre la Iglesia y el Sacro Imperio por las investiduras hizo más por el rule of law que toda la biblia.
Son algunas cositas que me fueron quedando de la entrevista. Marshal se lo nota medio nervioso y por ende ganso, riéndose el sólo a lo Marley, pero consiguió ocupar el lugar de representante de los historiadores y las inquietudes que los aquejan.
Si es serio como aparenta ser, habrá que tener en cuenta lo nuevo de Pancho Fukuyama.