Siendo tan amplio el espectro de lo abarcado por la segunda guerra mundial, un primero de septiembre de 2009 se puede hablar de muchas cosas. Se puede hablar de si se comparte el criterio convencional de dar la guerra por comenzada hace exactamente 70 años, se puede hablar de sus orígenes más remotos, de sus causas más próximas o antecedentes, de la primera etapa de la guerra marcada por las victorias alemanas, del cambio de fortuna, del acre final, de las consecuencias inmediatas de su finalización, de su influencia actual, del régimen nazi, de su líder, de los totalitarismos, de la dimensión del sufrimiento, de los eventos conmemorativos, etc. En pocas palabras, hoy es tema libre.
Me gustaría acercar una humilde reflexión, una suerte de ironía histórica, casi como aquella de la guerra de los siete años una vez mencionada.
Muchos vinculan la causa de la segunda guerra al resultado de la primera guerra, asignando un lugar fundamental a la victoria en el frente occidental y al tratado de Versalles que la consolidó en duros términos para los alemanes.
Bien, como veremos la vuelta de tuerca está en hacer depender más a la segunda guerra de los acontecimientos de la primera guerra en el frente oriental que en el occidental.
Quién iba a decir que la nación hoy objeto de rememoración por haber sido víctima de invasión alemana hace 70 años, iba a resultar beneficiada por la victoria -victoria, digo bien- austroalemana contra Rusia en la primera guerra mundial.
Como hacen algunos, podría verse en la imposición del principio de autodeterminación (a los imperios centrales vencidos) por parte de Wilson el origen de la existencia moderna de Polonia como nación independiente. Versalles entregó a Polonia territorios alemanes, entre ellos la crítica salida al mar via Danzig, es cierto, pero quien manu-militari desarraigó a Polonia de las entrañas del Imperio ruso -aliado en la Entente- y lo propuso primero como país independiente fue Alemania. Sería una monarquía títere creada por un imperio perdedor a costa de otro imperio perdedor, Rusia, que no la reconoció en Brest-litovsk, pero uno de los pasos más importantes, el de desvinculación, ya estaba dado. Luego sin la "protección" de Alemania -y mucho menos de los aliados occidentales, ya que contra la opinión de Curzon y Churchill, Lloyd George se desentendió-, Polonia debió sobrevivir a la embestida soviética de 1919-1921, de la que incluso salió ganando territorio.
Así como contribuyeron a hacerla, posteriormente Alemania y la URSS desharían la independencia polaca, mientras los nuevos aliados occidentales no volverían a desinteresarse en la suerte de la milenaria nación, y aunque ya nunca podrían liberarla, no dejarían impune la acción del primer y más occidental de sus agresores.
Hablando ahora de la agresión en si, debemos verla en el marco del plan de Hitler de conquistar un lebensraum extenso, próspero, racialmente puro. Los ricos y enormes labrados del este de Europa lo tentaban. En cuanto al elemento de pureza racial, la población local no lo atraía tanto; ninguna dificultad que no se pudiera sortear mediante la solución final.
El problema eran los estados nuevos, algunos de los cuales en 1939 habían sido marginados del patronazgo occidental, como Checoslovaquia y los países bálticos, pero subsistía Polonia, el principal escollo antes de poder arremeter en la expansión del territorio infinito hacia el oriente y la eliminación del bolchevismo. Polonia, cuya creación casi azarosa 20 años antes había sido coadyuvada por una serie de circunstancias entre las que destacamos la victoria alemana en el frente oriental y la derrota en el occidental, era, en 1939, un objetivo tentador de altísimo costo político, aunque en apariencia solo un paso preliminar y más sencillo al verdadero desafío (con su premio) de erradicar a la URSS. El plan de expansión hacia el este preveía su captura de manos de quien esté, sea Polonia y sus aliados, o la URSS.
Sería creativo pensar el escenario en que Polonia hubiera seguido estando en manos rusas (una forma piadosa de imaginar la inexistencia de Polonia), a fin de ver si Hitler hubiera encontrado algún impedimento diplomático a la realización de su Reich de los mil años con lebensraum, algo así como el combo completo en tiempo y espacio.
¿Los gobiernos occidentales habrían protegido a los polacos -sin gobierno ni territorio, como los judíos- y rusos de la eliminación y expulsión hacia el este, en caso de llevar las de ganar Alemania? Nunca lo sabremos, y no es algo menor dar por presupuesto la victoria de una Alemania nazi no molestada en el oeste. Aparte, aunque no existiera o importara Polonia, sí existían los balcanes, sobre los cuales tanto Alemania como la URSS proyectaron y chocaron esferas de influencia, al tiempo que frente al avance italiano, Francia y Gran Bretaña garantizaban la independencia de Grecia y Rumania.
En el contexto de finales de los 30, para las democracias occidentales cuesta idear mejor escenario que el de las potencias totalitarias destruyéndose entre si. ¿Para qué terciar o intentar detener la sangría, si tal vez hasta podían lucrar? Quizás el choque titánico entre totalitarismos habría resultado en una guerra inacabable de desgaste con treguas temporarias. La misión permanente de uno era arianizar y la de otro bolchevizar.
A lo mejor la llegada de las armas nucleares hubiera permitido llegar a algún tipo de acuerdo, o algún tipo de holocausto nuclear. Creo que si alguien hacía mucha diferencia, las democracias occidentales (suponiendo estáticamente que siguieran siéndolo) se habrían visto forzadas a intervenir en favor del más débil, o de lo contrario una potencia hegomónica totalitaria podía hacer correr riesgo su seguridad o intereses.
Los genocidios sobre minorías hubieran hecho insostenible la impasividad, aunque no creo que los desplazamientos hubieran generado reparos similares. Por cierto, la opinión pública, de dominante sesgo progresista -y reconocerlo no es contrafactual-, hubiera hecho cada vez más causa común ("solidarizarse") con el sovietismo, como sucedió tanto en la guerra civil española como en la guerra de Vietnam. También hubiera presionado para crear estados allí donde solo hay pueblos, lo cual no es mucho problema si las potencias totalitarias acelerada y disimuladamente los desplazaban y/o genocidaban. En esta ucronía tampoco quiero ser estático y determinista, negando la posibilidad de reformas internas. El país más genocida y criminal de la historia, la URSS, experimentó tras la muerte de Stalin un revisionismo que llevó a la cúpula gobernante a morigerar las prácticas más totalitarias, si se quiere forzar el argumento, hasta el punto de la propia disolución de la URSS. De hecho sólo recién allí Polonia ganó tranquilidad e independencia.
martes, septiembre 01, 2009
El huevo de la serpiente
Etiquetas:
Guerra,
Historia,
Ideologías,
Segunda guerra mundial
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2 comentarios:
Muy interesante el articulo , no hace tanto taba mirando un foro de la 2da guerra mundial , asi como hay muchos usuarios q saben muchisimo , estan los ignorantes q dicen pelotudeces sobre el tema , x ej uno decia Stalin fue presidente en el año 2000 de rusia JKAKJAJKAJKAJKa , x un momento flashie q era Risser xD
Saludos.-
Risser mucho DoD , pero -10 historia de guerra , tristisimo ...
Ahora flashea q debe ser el Gambale argentino ;D
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