Sobre los "Principios" de 1924 se elaboró el código ruso de 1926, cuyo art. 6º disponía: "Se consideraba socialmente peligrosa toda acción u omisión dirigida contra el régimen soviético o que importe atentado al orden jurídico establecido por el poder obrero y campesino para el período de transición al orden comunista". El art 7º sancionaba a las personas que no hubiesen cometido delito, pero que ofrecían peligro por su vinculación a un medio peligroso o por su pasado. El art 16 establece que si el acto es socialmente peligroso y no está especialmente previsto se penará conforme a los actos previstos de naturaleza más semejantes.
El manejo que se hizo de la analogía fue a veces curioso. Es famosa la sentencia que queriendo condenar a un campesino que había practicado algunas circuncisiones y no estando tipificada la conducta, como se habían practicado en condiciones antihigiénicas y se penaba el aborto practicado en condiciones antihigiénicas, lo condenó por aborto analógico.
Siguiendo el método platónico de deducir lo que es a partir de una idea, es decir, de lo que no es, los soviéticos parten del deber ser de la sociedad sin clases, en que desaparecería el delito. Como en los años de gobierno comunista el delito no ha desaparecido, no pueden admitir que han dado lugar a su propia estructura social que genera distintas formas de delincuencia, sino que afirman dogmáticamente que el delito es una supervivencia capitalista y que en el sistema soviético no hay elementos delictógenos, sosteniendo que cualquier afirmación en contrario es una "calumniosa invención".
pp. 272-273
Ahora una perlita más simpática, de la Roma imperial.
El concepto de crimen contra el Estado (crimen majestatis) llegó a límites tan absurdos en el imperio, que se consideraba tal desnudarse ante una estatua del emperadorr, vender su estatua consagrada, llevar una medalla o moneda con su imagen a un lupanar, hacer vestidos o telas púrpura (considerado color imperial), tener relaciones con princesa imperial, dudar del acierto del emperador en la elección de funcionarios y, en general, cualquier clase de crítica.
p. 148
3 comentarios:
según tu conocida tesis, marco aurelio ktulu, tener relaciones con una princesa imperial -aún perteneciendo esta a un imperio en decadencia- nowadays sigue siendo un crímen de lesa majestad...
otro si digo:
a propósito de imperios y emperadores, cuando el de china enviaba a un comandante al campo de batalla, lo despedía con estas palabras: recuerda que la clemencia es una potestad imperial...
Si, es un poco demasiado osado encamarse con la princesa, aun hoy. Igual eso no impidió que muchas familias reales se cornearan.
En cuanto a China, el taoismo, confucionismo, budismo o alguno de esos en su máxima expresión.
Publicar un comentario