jueves, marzo 31, 2005

Presupuesto de EEUU 2006

El deficit de EEUU es noticia conocida. Cómo se proponen recortarlo y qué están haciendo efectivamente es un tema más espinoso.
Si bien nominalmente se prevé una reducción del presupuesto en 2006, en términos reales los recortes son insignificantes, mucho más dentro del 33% de aumento acumulado de los últimos 4 años.
Este artículo en Cato insiste en que, de seguir las cosas así, no descuidarse de un eventual aumento impositivo.
El presidente Bush es un defensor firme de la reducción de impuestos y el debería recibir crédito por abordar la reforma del Seguro Social y del sistema impositivo. Pero el gasto necesita ser reducido más drásticamente para evitar el aumento de impuestos en el futuro. ¿Qué pasa si el próximo presidente es Demócrata de centro izquierda o un Republicano débil? Déficits altos podrían ser utilizados como una excusa para revertir cortes de impuestos previos, como lo fueron para George H.W. Bush y Bill Clinton, quienes juntos llevaron la tasa más alta de impuestos sobre ingresos desde un 28% hasta un 40%. El Presidente Bush y los Republicanos necesitan estar seguros de que sus recientes cortes de impuestos son su legado duradero y deberían comenzar una seria reducción del inmenso presupuesto federal.

Neosocialismo

Copio un artículo de Dennis Pitté Fletcher que resulta de mi agrado por lo abarcativo del abordaje sin descuidar un grácil poder sintético.
"Neosocialismo vs. neoliberalismo
Por Denis Pitté Fletcher (*)
Este año se cumplen 150 años de la sanción de la Constitución Nacional de 1.853, cuyos fundamentos promovieron a la Argentina a ser el país líder
en Latinoamérica y a ocupar uno de los primeros lugares en el mundo. La filosofía liberal, inyectada por el binomio Urquiza-Alberdi, demostraba así
su intrínseca inteligencia y su cabal comprensión de la naturaleza humana y de la sociedad de orden extenso. Luego de los primeros 75 años de crecimiento acelerado e ininterrumpido, la demagogia de ciertos sectores pseudoilustrados promovió la descalificación del liberalismo y abrió paso a la filosofía “contra natura” del socialismo, adoptando la forma del nacionalismo y
el estatismo. Es decir, nos cerramos al mundo que solo quería perjudicarnos, y el Estado, de ser una herramienta al servicio de los habitantes del suelo patrio, pasó a ser un fin en sí mismo y el feudo de los políticos que vieron en él
una formidable máquina generadora de recursos para sus bolsillos. Se destruyó así todo incentivo a la producción generadora de riqueza, y el Estado comenzó a succionar la sangre de la Nación mediante altos impuestos,
endeudamiento externo e interno, y emisión monetaria espuria, todo para engrosar las arcas de los que ocuparon el poder y sus secuaces, y para promover demagogia a diestra y siniestra con el objeto de obtener votos y mantenerse en ese poder. Se aprovechó, para ello, el resentimiento de algunos ilustrados, más ignorantes que los analfabetos en cuanto
leyeron los libros equivocados. Un séquito de alcahuetes no desinteresados, apoyaron la descalificación del liberalismo como sistema, pues éste entorpecía fastidiosamente las posibilidades de abusar del poder y de enriquecerse
a costa del pueblo. Para ello, estos ilustres seguidores de
Rousseau y de su ‘“Contrato social” -madre de tantos males europeos como el nazismo y el comunismo- acudieron a la invocación de la igualdad como valor supremo, abriéndose paso de este modo a un inevitable autoritarismo dirigista axiológicamente justificado. Así, estos segundos 75 años de
vida nacional fueron el escenario de la decadencia, la frustración, la desesperanza, el autoritarismo y la emigración. Hoy, se sigue descalificando al liberalismo,
utilizando esta vez como ejemplo de los males que produce a la década de los noventa, pretendiendo, por ignorancia o por mala fe según el caso, que esa década siguió puntillosamente la receta liberal y que sus resultados
negativos son propios del liberalismo. Conviene, pues, explicar que el liberalismo supone el respeto irrestricto por los derechos individuales, en especial los derechos a la vida, a la libertad, a la propiedad, y a la búsqueda de la
propia felicidad, y que para ello el Estado debe ser mínimo y de bajo costo, pues resulta incompatible con el desarrollo de la libre-empresa un alto nivel de impuestos o de intromisión del Estado en los intereses particulares, en tanto ello vulnera la garantía de inviolabilidad de la propiedad. En la década
de los noventa, bajo la presidencia del Dr. Menem, y más allá de ciertos aspectos que la camuflan de liberal como la adopción de la moneda norteamericana o las privatizaciones de empresas estatales, lo cierto es que se incrementó el gasto público de una manera colosal, que los impuestos se
elevaron también colosalmente, que el endeudamiento externo e interno no se detuvo ni por un instante, y, para peor, que el mercado cambiario se encontraba absolutamente controlado por el Estado convertibilidad mediante,
haciendo paulatinamente cada vez más difícil producir y competir, pues el creciente componente impositivo, trasladado a precios, se estrellaba contra el muro de la paridad uno a uno. De allí la recesión, la desocupación,
y la “exclusión social” como gustan decir los neosocialistas. Se trató de un modelo estatista, y, por tanto, antiliberal. La realidad y la historia han probado acabadamente que los países que adoptaron el ideario liberal, de cualquier raza que fueran (EEUU, Australia, Nueva Zelanda o
Hong Kong), lograron el mayor bienestar para sus ciudadanos, en tanto que aquellos que impusieron un régimen socialista (URSS, Cuba, Corea del Norte, la mayor parte de Europa), viven en la miseria o caminan hacia el
desastre.Los necios y los ideólogos socialistas de izquierda o de derecha, lograron destruir a nuestra patria, y, lo que es peor, no toman conciencia de su torpeza y de su error fundamental, esto es, la filosofía socialista que pregonan.
La realidad es vista por ellos a través del lente de la ideología y no del microscopio imparcial de la ciencia. Volver a las fuentes de la libertad nos aseguraría retomar la Argentina del progreso; pretender continuar en la
mística de la igualdad, nos seguirá hundiendo en el infierno.
(*) Abogado"

martes, marzo 22, 2005

Mensaje satánico

En La Nación edición impresa de hoy salió una entrevista con Firmenich donde lo intrigante no son sus sinsentidos, sino lo que figura escrito debajo de su foto.
Transcribo:
Humuae ante gesseram Loreet landign amconsectem vel iliquat lortisit nullaore euis dolob.

Enigmático.

lunes, marzo 21, 2005

Divergencia conservadores/liberales

El conservadorismo siempre ha sido un concepto vago y de enrevesada definición académica. Resulta más sencillo asociarlo a un contexto puntual que proclamarle un cuerpo universal de principios inmutables. Suele haber común acuerdo de que sostiene valores tradicionales, afianzados en la costumbre, la familia, la religión etc. No me quiero alejar del tema que motivó este comentario. El punto es que ideológicamente el conservadorismo no es uniforme ni coherente, y en este sentido busca llenar su contenido con otras doctrinas. Yendo concretamente a lo que hoy entendemos por conservadorismo (el de EEUU) resulta clara su sociedad con el ideario liberal. De esta compatibilidad ensayada con éxito desde los 80´s surgieron respuestas para males comunes a la época. Los problemas mundiales como la contiminación, el terrorismo, las migraciones masivas, etc. no se zanjaron con tan sólo un par de administraciones conservadoras y actualmente se ven como temas recurrentes en todos los medios.
Esto que hice no es un estudio sobre filosofía política comparada sino más bien una introducción a un debate que posiblemente se redoble el día que los conservadores en su totalidad se desentiendan de la importancia del liberalismo.
Robert Locke (vaya nombre considerando su postura) publicó un artículo en The American Conservative intitulado "Marxism of the right" en donde despotrica contra el liberalismo. Honestamente me sorprendió, dado que los conservadores suelen ofrecer dispendiosas loas hacia los principios de la libertad, no más sea como retórica. Robert Locke escribe un líbelo que lo hubiera esperado del peronismo o el franquismo, jamás la "derecha" norteamericana. Incluso el escritor liberal radicalizado (para nada condescendiente con los neocon) Max Borders entró en pasmo y así lo expresa la primera linea de su artículo.
Until this article by Robert Locke appeared in The American Conservative, conservatives and libertarians have enjoyed a mutually beneficial relationship. After all, there is so much on which they agree.
But can it last?.

La respuesta de Borders está muy bien planteada y se centra principalmente en las falacias en que incurre Locke (este payaso del que estamos hablando, no John). En definitiva, el aserto de que el liberalismo es una doctrina irreal e intransigente como el Marxismo se ve refutada. La libertad moderada debe ser ponderada porque es la que tenemos, y porque podría ser menor aún, pero no hay que verla como la mejor posible ni como el tope al que accedimos o como la libertad en su justa medida. No es relativa y no depende en demasía de otros valores sino más bien de su mismo ejercicio y su defensa.

domingo, marzo 20, 2005

La Nación del domingo

Hoy salieron notas muy buenas en todo el diario, pero las que llamaron mi atención fueron las de la sección de economía.
Roberto Cachanosky pone las cosas claras sobre la inflación, indudablemente un resultado de la desatinada política monetaria de este gobierno.
Otro artículo tambien muy al estilo ABC pero algo más novedoso es el de Martin Krause, que identifica 4 tipos de capitalismo.

sábado, marzo 19, 2005

Si alguna vez escribo un libro

Si alguna vez llego a escribir un libro, de lo que sea, me gustaría introducirlo como hizo Carl Menger en su Principios de economía política de 1871.
Todas las cosas se hallan sujetas a la ley de causa y efecto. Este supremo
principio no tiene excepciones. Inútilmente buscaremos en el ámbito de la
empiría un ejemplo que demuestre lo contrario. El constante progreso humano
no tiende a invalidar este aserto, sino más bien a confirmarlo, a ampliar cada vez
más el conocimiento de su esfera de aplicación. Así pues, el progreso humano
está asociado al firme e inalterado reconocimiento de su vigencia.