Todas las cosas se hallan sujetas a la ley de causa y efecto. Este supremo
principio no tiene excepciones. Inútilmente buscaremos en el ámbito de la
empiría un ejemplo que demuestre lo contrario. El constante progreso humano
no tiende a invalidar este aserto, sino más bien a confirmarlo, a ampliar cada vez
más el conocimiento de su esfera de aplicación. Así pues, el progreso humano
está asociado al firme e inalterado reconocimiento de su vigencia.
sábado, marzo 19, 2005
Si alguna vez escribo un libro
Si alguna vez llego a escribir un libro, de lo que sea, me gustaría introducirlo como hizo Carl Menger en su Principios de economía política de 1871.
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