Una teoría vincula la profusión de la esclavitud a la escasez crónica de mano de obra, y más genéricamente de población. Una vez modificadas las condiciones demográficas, tan temprano como en la plena edad media los pueblos dominadores pudieron permitirse reelaborar su percepción sobre la institución que hasta hacía poco había sido su sostén económico.
En occidente el crecimiento de la población supuso el fin de la escasez de mano de obra y el fin de la esclavitud. En consecuencia, a partir del siglo XII cuando los ejércitos ingleses y alemanes invadieron las tierras celtas y eslavas ya no iban a la caza del ganado humano. Celtas y eslavos, por el contrario, al habitar en tierras menos pobladas, seguían utilizando mano de obra esclava y, en consecuencia, cuando llevaban a cabo incursiones contra otros pueblos continuaban teniendo como objetivo no sólo la propiedad sino también la "población civil", en especial las mujeres. Esta práctica era ahora condenada por los occidentales por bárbara. La conciencia de la ventaja material y tecnológica que ahora disfrutaban los ingleses y alemanes sobre los celtas y los eslavos, cuyas tierras iban ocupando, tomó una dimensión moral: creó una actitud de superioridad cultural cuyas consecuencias durarían por mucho tiempo.
John Gillingham, Una era de expansión c. 1020-1204, p. 119, dentro de Historia de la guerra en la edad media, Maurice Keen (ed.), Oceano, 2005.
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