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lunes, noviembre 03, 2008

Lucila contraataca

Imperdible el artículo de hoy de Lucila Castro. Se embate de nuevo contra la detestable corrección política en el lenguaje. Esta gente consiguió media sanción de un proyecto de ley que obliga a los funcionarios de la administración pública a dirigirse a ambos géneros. La imbecilidad no tiene límite.
A propósito de la raíz latina vir (hombre) mencionada por Lucila, y como ratificación de que el lenguaje es en definitiva un producto histórico, véase otras acepciones de vir (de donde sale triunvirato y decenviro, por ejemplo).


1 hombre
2 varón
3 esposo
4 macho
5 varón adulto
6 héroe
7 soldado


¿No es genial? ¿Y los derivados? ¡Mejores aún!
virīlitās, virītim, virtūs, duumvir, triumvir, decemvir

lunes, abril 07, 2008

Mas todas que todos

Las empece a leer hace relativamente poco, pero a esta altura puedo decir que las columnas de Lucila Castro son mis preferidas de La Nacion. Cuando el diario es acusado de una errata, ella acude, segun el caso, a defenderla o a reconocerla. Hasta Hugo detecto un error, y Lucila, nobleza obliga, la reconocio sin mayores excusas, con una cuota de humor. A veces los errores de tan indefendibles que son, llevan a Lucila, a mas de reconocerlos, a escarmentar publicamente a sus autores sin nombrarlos. Hoy se hizo eco de una queja de Belluscio
Estilos

Escribe Guillermo Scarabino: "Quisiera saber si el Manual de estilo de LA NACION admite expresiones como «Desde hace un buen tiempo, venía pasándola fulero» y «En ese contexto, se mandó un tríptico de piezas», como puede leerse en una nota necrológica aparecida en la sección Espectáculos el 20 de marzo".

En el mismo sentido se manifiesta el doctor Augusto César Belluscio, que comenta: "Lejos de mí atacar al lunfardo, que no solo respeto sino que me agrada. Pero de ahí a utilizarlo en una necrología media bastante distancia. Me resulta una muestra de irrespetuosidad. Cada cosa en su lugar".

Es alarmante que profesionales del lenguaje como son los periodistas no distingan niveles de lengua y no comprendan que expresiones aceptables en el registro coloquial son chocantes en textos de este carácter. No hace mucho leímos en la sección Arquitectura la expresión "Le importa un pomo". Creo que esto se debe, en gran medida, a la poca lectura. Muchos jóvenes adquieren el lenguaje casi exclusivamente por vía oral o por escritos de coetáneos que tampoco leen, y así, cuando tienen que expresarse, lo hacen en un solo registro.

Pero hoy no hablo solo de estilos. Casi dos años atras, mucho antes de que la presidentA se calzara el baston, algo habia dicho Lucila sobre la burda mania de referirse separadamente a "todos" y "todas". Comentamos luego cuando Pablo Mendelevich volvio a tratar la cuestion de genero, como ahora lo hace nuevamente Lucila. Correccion politica al maximo.
Me surge la siguiente reflexion. "Todos" designa a todos los hombres y mujeres, excepto cuando el conjunto esta integrado unicamente por hombres (ej todos los varones). "Todas" designa a todas las mujeres. Si decimos todos y todas, incluimos dos veces a las mujeres. La expresion es feminista: al decir todas no cabe duda que nos referimos especificamente a las mujeres, mientras el "todos" sigue comprendiendo ambos generos. Aca entra el/la tercero/a en discordia. ¿Como hemos de llamar a los gays y travestis? ¿Llegara la presidentA a dirigir un discurso a los argentinos, argentinas, mas argentinas que argentinos y mas argentinos que argentinas? Y para denotar a tantos de los suyos, ¿bastara la palabra obsecuente, o deberemos agregar a las obsecuentas? En cualquier caso, nos dice representar a todos y todas, y mas todos que todas, y mas todas que todos.

PD: me disculpo por la falta de acentos. Se debe a un problema tecnico del teclado.

jueves, agosto 02, 2007

Con que ahí estabas

Estaba buscando algún material de Aryeh Nusbacher, el historiador militar tantas veces consultado en programas de History Channel, de cuya página en la prestigiosa academia militar de Sandhurst surge que tiene como intereses y publicaciones las siguientes:

Research Interests

  • The way armies learn
  • The culture of armies
  • Mechanised operations in the Middle East
  • Urban operations in the Middle East
  • Economic and social history of Civil War England

Publications

  • London’s Civil War
  • War and Conflict
  • The Battle of Bannockburn 1314
  • "From Koje to Kosovo: The Development of the Canadian National Command Element" in Peter Dennis and Jeffrey Grey, The Korean War 1950-53
  • "Civil Supply in the Civil War: Supply of Victuals to the New Model Army on the Naseby Campaign, 1-14 June 1645" in English Historical Review CXV:460
Interesante. Muy bien, como de costumbre, Wikipedia no es mal lugar de referencia para comenzar una búsqueda. Allí no encontré artículo alguno sobre Aryeh Nusbacher, y sí en cambio sobre una tal Lynette Nusbacher a la que era redirigido.
Otra búsqueda más y me topo con una noticia de infobae, diario serio si los habrá: Aryeh cambió de nombre y de sexo. Hay que tener huevos para someterse a esa operación.
Vuelvo entonces a wikipedia con esta Lynette Nusbacher y leo el corto artículo sobre la que creí la esposa o hermana de Aryeh. Una historiadora militar es algo raro, pero no imposible ni ajeno a las crecientes posibilidades de los tiempos que corren. Un historiador militar travesti, eso si que es insólito. Creo no emitir juicio de valor al decir que el afincado y tradicional campo de la historiografía militar no ha visto algo por el estilo. Por el momento nadie ha asumido un rol con la autoridad suficiente como para desacreditar el mérito de Nusbacher en orden a su conocimiento en la materia.
Lo que me genera reparos no tiene nada que ver con la elección personal de Nusbacher sino con el tratamiento que se le da a dicho aspecto en su corto artículo de wikipedia. Conforme a la edición actual, nada se dice del cambio de Arieh a Lynette, ergo la confusión en más de un lector. Al ver la página de discusiones del artículo, hay escritas quejas de comentaristas perplejos apuntando en la misma dirección: "The sex change has to be mentioned! Its absurd that I went looking for a one Aryeh Nusbacher and got redirected to Lynette with NO EXPLANATION! I had no idea what was going on. I thought it was his wife! Whoever is keeping this information out is a real skirt. Is this not a self fulfilling admission that changing sex is so stupid even those that go through with it are embarrassed? Idiots". Otro comentario recuerda que toda la actividad por la que se hizo conocido/a Nusbacher fue con el nombre masculino: "I really think for the sake of clarity that the fact that Lynette used to be Aryeh should be explained - her public profile was built as Aryeh".
En pasadas ediciones se hacía mención del nombre de nacimiento de Lynette o de la reciente operación, así como había cambios en los pronombres y genitivos. Sin embargo en las últimas ediciones se ha borrado todo rastro que hiciera alusión a su pasado sexual. ¿Es por corrección política? ¿Es por tratarse de un dato sensible? Hay información sobre edad, lugar de nacimiento y religión, información académicamente prescindible, pero informativamente -valga la redundancia- no censurable. En este caso la información sobre el cambio es útil más para identificar a la persona de que se trata -académicamente valiosa- que para regodeo personal. Parece que en wikipedia hay arranques de corrección política. La misma apertura vista en permitirle una cátedra en Sandhurst a un travesti no se ve en el reporte del hecho en wikipedia, la enciclopedia libre. Una de cal, una de arena. Una de checks and balances, una de corrección política.

viernes, febrero 09, 2007

Basta de manipular el lenguaje

Salieron dos artículos en La nación el otro día sobre distintas deformaciones del lenguaje. Disculpen el floreo de los autores; es una forma alambicada de mostrar sus credenciales. Uno versa sobre la novedosa costumbre, políticamente correcta al extremo, de remarcar el género masculino y femenino cuando en el castellano tradicional bastaba el sujeto genérico.
Como decir "queridos amigos" es machista, se suplanta por "queridos/as amigos y amigas". En fin, una estupidez que no tiene género; no será ni la primera, ni la única, ni la última.
La palabra todos no es precisamente discriminatoria. Lo dice el diccionario, todos quiere decir todos, pero además lo refrendan Perogrullo y el sentido común. Sin embargo, lo políticamente correcto es dirigirse "a todos y a todas" (si hubiera niños, ¿habrá que agregar "toditos y toditas"?).

Pero aclarar algo que para la mayoría de los mortales estaba claro supone crear un equívoco. Es una imposición binaria. Quienes insisten en hablar como siempre, con sujeto genérico (inevitablemente masculino), corren el riesgo de quedar bajo sospecha de ser machistas irreductibles, personas que se oponen a que las mujeres ganen igual salario que los hombres, a que ellas vayan a la cancha, conduzcan cosechadoras o presidan una fábrica de bujías. Hasta podrá inferirse que si un ingeniero dice que calculó las horas hombre que demanda la construcción de un puente es evidente que el tipo es de los que no quieren que las mujeres voten.


El otro es sobre el también mal hábito de inventar palabras, o el de usarlas en un contexto manifiestamente erróneo. En lugar de aceptarlas como vienen, las retrucan, fuerzan. El lenguaje así ya no es una convención avalada por la costumbre, sino una creación individual exponente de insumisión.

Pero el escuchador se pregunta, entonces, cómo será la manera en que las palabras viven, cuáles quedan y cuáles mueren, por qué razones, por ejemplo, de malo se deriva maldad y no maleza, si en cambio de bello la belleza se cae de madura (porque beldad ya se va por las ramas del cumplido o de la descripción entusiasmada), o por qué no "bellesitud", haciéndose eco de la misma final desinencia donde cae la juventud, que por algo no es "jovencia", "joveneza" o "jovenza", así como es mortandad y no muertismo. Por qué alegría y no alegritud o alegranza o incluso alegridad.

Cuáles son los caminos que llevan a la destrucción y evitan, en cambio, un posible "destruimiento", pero convierten la compañía, en el mejor de los casos, en compañerismo, y en el peor en el aburrimiento y la obligación de soportarse, cuando no en un acompañamiento neutro.