[...] se pone de manifiesto una concepción radical del honor, la timh. La verdadera razón de la hazaña heroica parece ser la de escapar a la decrepitud que conlleva el envejecimiento y la muerte. Arriesgando su vida en el combate el héroe conquista el kleos afqiton, la gloria imperecedera, que le inscribe en la memoria colectiva de la comunidad, y su muerte prematura le abre el acceso a una inalterable juventud.
La vida era corta y el paso por este mundo debía quedar honrado ínclitamente, como si se tratara de un atleta disputando sus últimos juegos olímpicos.
Con el crecimiento de las polis y la entrada en la época clásica, se introducen reformas para integrar a mayores sectores dentro del ejército.
Los escudos, cascos, falanges, gimnasios; todos aparecen para conformar un ejército más eficiente, aunque limitado en sus atribuciones por las costumbres de la polis originaria.
Ya Max Weber señalaba que donde se refleja del modo más claro el cambio que produce la aparición del hoplita es en el plano del comportamiento. Al comportamiento del héroe de la epopeya, caracterizado por la hazaña singular y el estado de furor, la falange hoplítica opone una acción colectiva de una formación de hombres con la misma disciplina [...] El sentido técnico de la posición ocupada por el hoplita implicaba valores éticos de dominio de sí (swfrosunh), de disciplina y de orden.
Los hoplitas, siempre insertos dentro de su comunidad como parte integral, compartían los valores e ideales de la misma y así lo exhibían en el campo de batalla
[...] los hoplitas marchaban a la batalla, no tanto por la defensa de sus recursos vitales o de las casa de sus ancestros, sino más bien por una idea: ningún enemigo debía atravesar sus campos sin encontrar oposición. No se podía permitir que la tierra ancestral fuera pisada por otros, tenía que permanecer inviolada (aporqhtos).
Después de introducido, dejo entonces la dirección del artículo.
PD: Gracias Facundo por el artículo. Es gratificante saber que no soy el único dodero diletante de la historia antigua.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario