¿El que siembra qué?

Ayer discutía con un amigo sostenedor de que el culpable del atentado de Londres es Blair (¡que amigos que tengo!), por su participación en Iraq, etc. (ya de aquí el etc. lo pueden imaginar). Entre sus disparates aseguró que los terroristas tienen más cerebro que sus rivales. No entiendo como esto podría ser cierto si sus sociedades no premian el conocimiento y la formación, si sus desarrollos tecnológicos han sido insignificantes. Sus torpes e hiper-concentrados programas armamentísticos nunca pudieron reemplazar el contrabando con algún ruso o francés. Argumentar en favor del cerebro de los terroristas, cuyas acciones son moral y objetivamente reprochables, es diluir en efluvios cualquier pretensión de racionalidad. La tecnología occidental va a la vanguardia no porque sean racialmente superiores, que no lo son, sino porque su sociedad admite la tolerancia necesaria para que las ideas y personas fluyan hacia donde la creatividad es mejor reconocida. Llamar cerebro a llenar una mochila de explosivos y meterse en un subte es burlarse de los hombres que verdaderamente tienen cerebro.
Volviendo al tema inicial, y al ver que tanta gente, potenciando el anti-americanismo, compra esta mentira de que el que siembra vientos, cosecha tempestades, encuentro vía Luis un artículo de Victor Davis Hanson donde refuta esta idea absurda de que la causa del terrorismo es la explotación occidental y su guerra antiterrorista.