Cortesía de elcastellano.org, hoy vemos otra palabra:
sacrilegio
En la cultura cristiana, el sacrilegio es una de las formas más graves de pecado, puesto que atenta contra lo sagrado. La palabra llegó a nuestra lengua en la primera mitad del siglo XIII, procedente del latín sacrilegium, formada a partir de sacri (sagrado) y legere (robar), o sea que el sacrílego es en primera instancia un ladrón de objetos sagrados. Pero en el siglo XVIII Federico el Grande entendió que 'sacrílego' no era el que robaba sino el que vendía objetos sagrados y pronunció su célebre frase contra los que vendían sangre: Dícese que es un sacrilegio vender las cosas sagradas; ¿y hay algo más sagrado que la sangre del hombre?, preguntaba. Actualmente, la Academia define sacrilegio como "Lesión o profanación de cosa, persona o lugar sagrados."
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