Se trata de El paraiso terrateniente. Federales y unitarios forjan la civilización del cuero de Milcíades Peña, escrito en 1955-7 cuando tenía 22 años, editado en 1965 e impreso en 1972.
Milcíades -troskista- reflexiona sobre el período previo a la organización nacional y la figura de Rosas, contestándole siempre con lucidez y acidez a las versiones de la historiografía liberal y en especial a la revisionista (Irazusta, José Abelardo Ramos, Ibarguren, etc). En las ocasiones en que le responde a Rodolfo Puiggros, lo tilda de "estalinista", "presunto marxista", y de poner la miopía al servicio de la historia. Y lo más interesante, apoya buena parte de su crítica a estas dos corrientes historiográficas con citas de Alberdi y Sarmiento.
Otra recurso o tendencia metodológica de Milcíades consiste en la identificación de los grupos de interés y la manera en que sus proyectos interactuaban con los antagonistas, aproximación ilustrada por la siguiente cita donde responde a la caracterización de "antinacional" de la burguesía comercial porteña hecha por Ramos:
La burguesía porteña era la única clase del país que aspiraba a una real unificación nacional, sin aduanas interiores y con varios puertos al exterior, porque ella necesitaba un amplio mercado interno para expandir sus negocios. Pero estos negocios no se basaban en la producción nacional sino en la importación de productos extranjeros. Nacional en el sentido de que no era localista y pensaba en términos de todo el país -para explotarlo, ciartamente-, esta clase era antinacional en cuanto no se vinculaba a la producción nacional sino que era un apéndice de la industria extranjera. Por otra parte, los estancieros y saladeristas bonaerenses, clase indudablemente nacional por su vinculación a la producción del país, en la cual se basaba su poderío, era cerradamente localista y en tanto conservara su puerto único con su correspondiente aduana privilegiada, se desentendía del resto del país siempre y cuando este vegetara pasivamente sin pretender quebrar el monopolio porteño del puerto y del producto de la aduana. El desarrollo del mercado interno, la colonización agrícola, todo eso no le interesaba; mejor dicho, perturbaba sus negocios. El círculo estaba cerrado y no había dentro del país ninguna fuerza que tendiera a romperlo, aunando el interés en la producción nacional a la creación de un mercado interno nacional. [...] El desarrollo del país no había creado las condiciones para un desarrollo capitalista industrial independiente. Todas las fuerzas existentes conducían, por sus intereses concretos, a hacer de la Argentina un gran mercado de la industria inglesa y/o una gran estancia exportadora de carne y cuero.
(pp. 50-51)
De Rosas, a quien llama dictador totalitario, cita un comentario suyo de 1870 cuando proponía una dictadura temporal del Papa con acuerdo de los soberanos cristianos:
La internacional es una sociedad de guerra y de odio que tiene por base el ateísmo y el comunismo, por objeto la destrucció ndel capital y el aniquilamiento de los que poseen. Sus reglas de conducta son la negación de todos los principios sobre que descansa la civilización. (pp. 69-70)
2 comentarios:
lo interesante de tu post es que peña y ramos eran coetáneos, y ambos trotskistas en sus orígenes, después ramos pasó a ser un referente de la llamada "izquierda nacional" que apoyaba al peronismo. veo en la refutación de peña a ramos más un encono personal por su defección que una cuestión historiográfica sólida...
ibarguren era más bien nacionalista católico de clase alta, aunque provincial -salteño-. que los revisionistas tomaran su obra como la de saldías o quesada como precursoras no lo hace revisionista: pensá que era miembro de las academias de historia y letras, inalcanzables para un revisionista en esas épocas. irazusta, otro "precursor" para los revisionistas, recién fue incorporado a la de historia en 1971...
la "metodología" de peña que citás me parece muy típica de "annales" y de la época en que escribió su trabajo...
en cuanto a su tesis creo que hace una picardía con el juego de palabras "nacional-antinacional", y además comete un anacronismo: juzga en 1955 la política económica mundial y argentina basada en la división internacional del trabajo, que rigió en todo el mundo -no solo en argentina- y que comenzó a tener dificultades con la gran guerra para colapsar definitivamente en 1929, con la sola excepción de los estados unidos , porque tenía la masa crítica de su mercado interno, cosa que en argentina no existía, ni existe, por eso la protección que goza la industria nacional desde hace más de medio siglo...
Sagrado Nuncio Hugo Aguer de Grondona XVI, te los conocés a todos los muchachos. Si bien habrán pegado fuerte en su momento, tampoco son populares. Mi viejo no los conoce, y de hecho no sabe como este libro de Peña fue a parar a sus manos, ni mucho menos quien es Peña.
Ahora que lo decís, es cierto, se nota lo "annalesco" de la aproximación de Peña, sobre todo por querer atar tanto las fuerzas sociales que describe a determinadas ubicaciones geográficas. Con todas sus limitaciones, me sigue sorprendiendo que haya escrito todo esto entre los 22 y 24 años. Yo no podría escribir ni el prólogo.
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