Para seguir dentro de la taxonomía del reino vegetal, parece que un buen candidato a llevarse el nombre podría ser Revolución de los 70 palos, y no precisamente por la represión de los últimos dias. Igual, indignarse por esto ahora, sería como esa oportunidad cuando Grondona criticaba a Pinochet por robar y por nada más. Y lo decía explícitamente:
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4 comentarios:
lo de pinochet fue un golpe para muchos de sus seguidores, y un antes y después sobre la consideración de muchos hacia su persona y familia marcos.
es que en chile no están acostumbrados a estas cosas.
una tradición que viene de lejos: "en del plata al niágara", cuya síntesis bibliográfica te debo, no me olvido, paul groussac ya en 1897 escribía sobre chile:"ningún régimen político ha necesitado justificar su accesión al poder, prometiendo castigar fraudes y malversaciones de sus antecesores opositores, porque está admitido y sobreentendido que tales delitos no han podido cometerse"
vale la pena destacar que esto groussac lo escribía siete años después que entre nosotros fuera derrocado el presidente juárez celman, en medio de una de la más grande crisis morales y económicas de la argentina...
En su momento yo confieso haberme decepcionado un poco también con lo de Pinochet, creía que (por lo menos) era honesto. Ahora, de ahí a decirlo pública y cínicamente (que raro) como Mariano, de esa forma que casi soslaya cualquier otro delito no-económico de Pinochet, es un gran salto. Independientemente de cómo uno valore cada uno de esas imputaciones sobre Pinochet, lo que le faltó a Mariano es correción política.
En un trabajo sobre el historiador Paul Veyne y Michel Foucault, Tomás Abraham dice que cuando se fue a Francia en 1966 (creo que tenía 20 años) y empezo a estudiar sociología, le hacían leer los libros de Raymond Aron, a quien él detestaba. En esa época era obligatorio detestarlo por aquello de "C' est mieux de se tromper avec Sartre que d'avoir raison avec Aron“.
Dice que lo comparaba con Mariano Grondona que justificaba lo peor (dictaduras, macartismo, gorilismo, etc,) calmadamente, distribuyendo razones, cotejando argumentos, midiendo consecuencias para concluir con la necesidad de mano más dura y látigo. Al poco tiempo se dio cuenta del abismo que en todo sentido separaba a Aron de Grondona. Uno era un neokantiano republicano, liberal y judío, que había peleado por su país y el otro un neofranquista antisemita de colegio católico.
Lo de Mariano viene de temprano. Aunque ahora la vaya más de moderado, cada tanto le sale el gorila de adentro. A diferencia de Aron, a ningún antagonista acá se le puede ocurrir tenerlo a Mariano de interlocutor. A lo sumo su discurso sirve de ejercicio lógico para practicar la detección de falacias. Mariano "el espartano" no se sostiene ni con sus propias premisas.
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