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The Constitution Party gratefully acknowledges the blessing of our Lord and Savior Jesus Christ as Creator, Preserver and Ruler of the Universe and of these United States. We hereby appeal to Him for mercy, aid, comfort, guidance and the protection of His Providence as we work to restore and preserve these United States.
This great nation was founded, not by religionists, but by Christians; not on religions but on the Gospel of Jesus Christ. For this very reason peoples of other faiths have been and are afforded asylum, prosperity, and freedom of worship here.
The goal of the Constitution Party is to restore American jurisprudence to its Biblical foundations and to limit the federal government to its Constitutional boundaries.
"Para promover el desarrollo del país, otorgó facilidades y alentó a una vanguardia de emprendedores, no más de una cincuentena de terratenientes progresistas y visionarios, que transformaron el campo tanto en su fisonomía como en su capacidad para producir bienes.
¿Qué diferencias encuentro, por ahora, entre esta crisis y la del 29? La crisis del 29 fue profunda y larga porque el gobierno trató de paliarla actuando sobre el sector real de la economía con regulaciones al por mayor, no solo en EE.UU., sino en buena parte del mundo occidental. Aumentos del gasto público, cierre de la economía, nueva expansión monetaria, regulaciones de precios. Por ejemplo, en EE.UU. se aprobaron subsidios para que los productores agropecuarios norteamericanos dejaran de producir. La idea es que si frenaban la producción los precios se recuperarían. También se declaró la inconvertibilidad del oro en EE.UU. Lo que se hizo en los años 30 fue trabar la economía y prolongar la agonía. Es decir, en vez de dejar que los precios volvieran a su valor normal luego de la burbuja, el Estado norteamericano aplicó el New Deal que produjo más distorsiones de precios profundizando la recisión y prolongándola en el tiempo.
A diferencia de la crisis del 29, en la actual no se observa que el gobierno norteamericano, por ahora, intervenga en el sector real de la economía con medidas como las del New Deal, regulando los precios, aumentado absurdamente el gasto en obras públicas o cerrando la economía al comercio exterior. Su intervencionismo, que por cierto es altamente cuestionable, está centrado en el sistema financiero. Lo que está haciendo es cubrir los quebrantos financieros con los recursos de los contribuyentes y, probablemente, con una política monetaria expansiva que privilegia la reactivación por sobre la inflación, lo cual puede traer nuevas consecuencias en el futuro. Además, deja de lado la teoría de la sanción moral y sale como el séptimo de caballería a salvar bancos y entidades financieras, con lo cual está sentando las bases para que, en el futuro, nuevamente los inversores asuman riesgos desmedidos con la esperanza de que si se equivocan venga el Estado a salvarlos.
Quizás estamos cometiendo un error cuando consideramos al poder soviético como el único camino al socialismo. Quizás otras formas -una república democrática o incluso en ciertos casos una monarquía- conduzcan allí.
En un discurso conmemorativo, el ministro de Defensa, Ignazio La Russa, no tuvo mejor idea que elogiar el papel de los militares fascistas de la denominada República de Saló (RSI, 1943-45), creada por Benito Mussolini en el norte de Italia ante el avance de los aliados desde el Sur, al sostener que "desde su punto de vista combatieron creyendo en la defensa de la patria".
"Sería un error que pesaría sobre mi conciencia si no recordara a otros militares en uniforme, como aquellos del ejército de la RSI que, subjetivamente y desde su punto de vista, combatieron creyendo en la defensa de la patria, oponiéndose en los meses siguientes al desembarco de los angloamericanos y mereciendo por lo tanto el respeto, incluso en la diferencia de posiciones, de todos los que observan con objetividad la historia de Italia",