Es muy fácil echarle la culpa al peronismo de todo. En unos pocos años echaron por tierra el proyecto hasta entonces vigente, y en unos años más destruyeron el suyo. En el segundo caso no requirieron de malicia o impericia para frustrarse: el modelo no cerraba y la oposición sencillamente se hartó. Si se analiza el peronismo como fenómeno cultural, hay que tener en cuenta que éste no comienza en los 40´s y termina a mediado de los 50´s. Muy a nuestro pesar, es una cosmovisión que en lo superficial se va aggiornando; en lo orgánico se refrenda cotidianamente. Sus rasgos característicos exceden la personalidad de su fundador. El autoritarismo puede identificarse con una persona, pero su ejercicio, el serivico al poder, es impersonal. Es por ésto que aun siendo tan apelativos la iconografía y el folklore que encarna, su fortaleza reside como instrumento de poder. La instrumentalización se forja sobre una cultura propicia para tales arrebatos. En cierto sentido sólo la complementa. Por eso creo que la decadencia argentina comenzó antes de la llegada de Perón, pero siempre con elementos que serían característicos de Perón. Entonces, la historia de la decadencia argentina, o lo que es lo mismo, de los últimos 90 años, debe trazarse en distintas etapas. Lo ingenioso de esta propuesta reside en los nombres que identifican a todo proceso con un tronco común.
1916 h/ 1930: Se da el Proto-peronismo, el caudillismo alla pre-1853 que retorna al país, derruyendo la instituciones, frente a una oposición patética. Es un gran caldo de cultivo para el atisbo del populsimo.
1930 h/ 1943: Se da el Pre-peronismo, ya con rasgos mucho más fuertes: militarismo, golpismo, se cuela el fascismo y el intervencionismo.
1943 h/ 1955: Peronismo propiamente dicho. Llegaron en nombre del anticomunismo y reformaron el país instituyendo los mismos vicios de los que alegaban estar en contra.
1955 h/1973: El mismo gatopardismo se aplica a la salida de Perón. Sucesivos gobiernos, disfrazados de antiperonismo, en la práctica constituyen parodias que he dado en llamar Pro-peronismo. Misma arbitrariedad, irracionalidad, corrupción, etc. Como enemigos encarnizados cumplían; como alumnos eran mejores aún.
1973 h/ 1976: Volvió el general y sus alumnos más aplicados para poner en marcha el Ultra-peronismo. No conformes con la extravagancia del propio peronismo ortodoxo o el de sus opositores, incorporaron a su alma tomar partida en la guerra fría. Así el ultra-peronismo es tan extremo que se canaliza por los montoneros y los suyos.
1976 h/ 1989: Fracasado peor que el de 50´s, la nueva manifestación se dio a través del Para-peronismo. Este peronismo desde el más allá accionó por un lado mediante los grupos que había apadrinado, y por el otro mediante un ejército no muy ennobecido, hasta con ideas lunáticas. Reinstaurado el voto -el agua de los peces peronistas- tan incompetentes fueron como para perder contra un radicalismo igualmente patético. Las recetas de éste en el gobierno fueron similares a las acostumbradas por el populismo, tan lesivas que autodestruyen al mandante y mandatarios del sistema, pero no al sistema en sí. 1989 h/ 1999: Dicen que hubo neo-liberalismo. Mentira, hubo Neo-peronismo, es decir peronismo reeditado. En esta ocasión disfrazado de liberal. Sucede que el liberalismo y el peronismo son antitéticos, por lo que la contradicción eclosiona sólo para traer más peronistas.
1999 h/ hoy: Acá lo que hay es Pseudo-peronismo. No se si lo imitan tan bien que obtienen sus mismos resultados, o que son tan incompetentes que no pueden ni copiarlo, la cuestión es que el producto es el mismo. Si el país no es inestable, está bajo un poder omnímodo. La estructura de poder sigue inalterada, y el pueblo inerme.
Grondona dice que los peronistas son incorregibles e invitables. Lo que yo veo es que están enquistados en el sistema político que hasta sus opositores le son funcionales. Espero, como detractor del peronismo, no convertirme en uno.
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5 comentarios:
Interesante post, Marcos. Aunque no coincido 100% con el recorrido histórico que planteas, es a grandes razgos una buena descripción del fenómeno populo-caudillista-anticapitalista que ha dominado la forma de pensar argentina, con Perón, sin Perón y ahora sin peronismo.
No sé si conozco lo suficiente para
decir esto:en mi opinión,el hecho
de que todavía exista un partido
peronista indica que,por ahora,Ar-
gentina no tiene solución.Ojalá me
equivoque.Saludos.
Muy bueno el post.
Desde mi punto de vista, los rasgos que luego encarna el peronismo estuvieron presentes en la Argentina desde siempre. La única interrupción de ese proceso fueron las décadas de gloria del país de fines del siglo XIX y principios del siglo XX, cuando nos organizamos como nación con la constitución liberal de 1853-60. Para gran parte de la población y clase dirigente, este cambio se hizo a regañadientes, como quien toma aceite de ricino, y se mantuvo mientras más o menos funcionó en el corto plazo. Ante la menor dificultad, otra vez a las andadas.
Lentamente se fueron dejando de lado estos principios y volvimos a las andadas. El gran “logro” de Perón fue llevar esas tendencias populistas, caudillistas, dirigistas y autoritarias a extremos grotescos, nunca vistos en esa dimensión en el país hasta ese momento. Pero existieron desde siempre. No fue más que la vuelta a lo que fuimos siempre y nunca quisimos dejar de ser.
La Argentina ha sido, es y me temo que será por mucho tiempo peronista, es decir antimodernidad. Como los chanchos, sólo somos felices revolcándonos en el chiquero de nuestras miserias.
Muy bueno el post, yo agregaría un período anterior que puede remontarse a Rosas (considerado por algunos historiadores como el primer bonapartista).
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