viernes, mayo 18, 2007

Corrigiendo el curso

¡Saqué 10 en el parcial de laboral! Los orales no son algo en lo que me destaque, porque ante una examinación medianamente intensiva, muy fácilmente se desnudan las falencias de conocimiento que tanto estoy frecuentando. Con falencias como siempre, pero esta vez sin nervios, ante preguntas concretas y no existiendo problemas de interpretación, la modalidad que en varias oportunidades me dio rabietas, hoy devino beneficiosa. Cierto margen de indeterminación sobre el conocimiento evaluado siempre termina aprovechándose o sufriéndose. De los otros 2 parciales, con 6, a mi juicio uno merecía bastante más y el otro todavía no entiendo cómo llegó a tanto.
Una examinación verdaderamente exhaustiva, impracticable por muchas razones, en el nivel actual de conocimiento de los estudiantes dejaría a muy pocos en pie.

Verán que en las citas acudo seguido a los blogs de Mack y Marta (quienes no coincidieron en cuál de ambos Vargas Llosa prefieren -yo prefiero no opinar, me gustan ambos-). A través suyo encuentro, a la distancia, una forma bastante local y latina de percibir los acontecimientos en Europa. Hoy Europa mira con cierta perplejidad el fenómeno de una Rusia que sólo hace pocos años se está reponiendo del cimbronazo del cambio de régimen. Cambios tan bruscos pueden dejar atónitos a aquellos con interés en comprender el fenómeno, pero también alcanza, generalmente con mayor gravedad e incompresión, a los propios protagonistas. De modificaciones repentinas no es de extrañar que surjan a su vez nuevos vaivenes, como son los vivenciados por Rusia con afectación directa a su política y economía. El creciente autoritarismo encarnado en Putín ha llevado a suponer que este ex-agente de la KGB sacó inspiración de los peores hábitos encontrados en la historia rusa.
Llego entonces a un artículo, casi un obituario, sobre Yeltsin que, en perspectiva, lo coloca
como alguien que le dio a Rusia un mejor rumbo que el actual. Putin acaso traicionó a quien lo eligió para "cuidar" a Rusia, por supuesto Cheka style, en donde las comillas cobran especial vigor. ¡Que mal debe estar Rusia hoy para considerar positiva la presidencia de este borracho!. Y sin embargo Rusia nunca renunció, aunque el reinado relativamente moderado de Yeltsin haya dado otra impresión, a ocupar un rol preponderante en los asuntos mundiales y a manejar sus asuntos al estilo de la Cheka, la policía secreta cuyos orígenes se remontan a los tiempos de Ivan el terrible.
Hugo Pierini, un colaborador de Mack que viene aportando magníficas contribuciones, ha escrito una impresion de viaje sobre Rusia, donde esboza una línea de continuidad entre el imperio bizantino y la no menos imperial Rusia. Básicamente los zares serían los sucesores de los césares por título.
Teniendo en cuenta que Bizancio finalmente fue conquistada por los turcos, no puede verse sólo como un choque de intereses, sino tambien como una misión quizás mesiánica, la que llevó a un permanente enfrentamiento entre Rusia y Turquía durante largo tramo de la historia. Sultanes otomanos y zares rusos han chocado desde 1676 en 11 guerras. Mehmed II al conquistar Constantinopa en 1453 se proclamó Emperador romano y protector de la fé ortodoxa, el mismo credo que unió con el formato de iglesia nacional a los rusos. Pero como decíamos, razones dinásticas y religiosas no han sido las únicas, pues el choque de intereses entre países de tanto peso los ha llevado a disputarse la titularidad de países y pueblos sin voz. En lo que hace los intereses de Rusia, la agresiva proyección hacia los Balcanes y la búsqueda a toda costa de una salida al mar negro necesariamente debía implicar consecuencias conflictivas con el imperio otomano, de la misma índole que en la expansión hacia el Báltico hicieron inevitable el encontronazo con Suecia. Hoy Rusia tiene nuevamente conflictos, afortunadamente no bélicos, en el Báltico.
Hablando de Turquía, mi tocayo ha escrito un artículo sobre las contradicciones turcas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

De hecho, los zares se proponían como sucesores de Bizancio. Tanto "Czar" como "Kaiser" son deformaciónes de "Caesar". Es interesante que Alemania y Rusia hayan pasado la primera mitad del siglo pasado prácticamente en guerra.

MarcosKtulu dijo...

Exacto. Es aleccionador como lo dice Hugo Pierini, cuyo artículo recomiendo:
Pero en este proceso de apropiación de símbolos, el nuevo régimen surgido luego del colapso de la URSS también hizo su reescritura de la historia con el retorno al uso de la bandera zarista y del águila bicéfala. Este último es particularmente significativo: originario de Bizancio, fue llevado a Rusia por Iván III, cuando desposó a Sofía, sobrina del último emperador bizantino, usando a partir de ese momento el título de Zar, que no es más que la traducción al ruso de "César", y lo que no es menor, quien declaró a Moscú como la Tercera Roma cuando Constantinopla cayó en manos de los turcos en 1453..
Vuelve la bandera, vuelve el escudo, vuelve la confrontación con un sacro-imperio romano germánico (la UE), vuelve Ivan el terrible...La historia sólo se da una vez, pero ¿Qué más tiene que volver?
Todo esto me recuerda a Francia y su super revolución para cambiar el antiguo régimen que terminó en Imperio bonapartista! Y que tuvo un segundo regreso con el sobrino!
Esperemos que las súplicas de nuestros tacheros y feinmans no hagan retornar lo peor de nuestra historia política argentina.

Marta Salazar dijo...

qué cantidad de guerras turco-rusas!

Adiós el Estado es bueno, no?

ya lo incluí entre mis blogs amigos!