Hoy hizo su primer envío el famoso politólogo Anthony Giddens, o Lord, como dice su firma, al que no le voy a rendir pleitesía (el único lord con vida que admiro es Lord Khyron). En este artículo me descepcionó Giddens: repasando la situación mundial y EEUU, el autor de la tercera vía apenas pudo apestillar a Bush por la creciente desigualdad y alarmar sobre el cambio climático.
Para Giddens, el "debilitamiento de EEUU" lo obligará a abandonar el unilateralismo para empezar a cooperar con los demás países. En fin, no hay ningún párrafo de su artículo que merezca ser citado.
El otro artículo vinculado a temas internacionales y específicamente a Irán, es mucho mejor y provienie de un ignoto profesor de San Andrés que nos servirá para ampliar lo hablado en los últimos días sobre el el tan -ya es una muletilla- enigmático enigma de Irán.
Según acreditan los científicos que lo mantienen, en el doomsday clock, que mide el peligro de una guerra nuclear, estamos pasando por una mala hora. A la shakespeariana pregunta sobre si Irán o no Irán (a bombardear, esa es la cuestión), Tokatlian arrima una pronóstico por el lado afirmativo:
En lo inmediato, el tema que puede conducir al escenario catastrófico es Irán. Las señales, los movimientos, las provocaciones, las filtraciones y los dispositivos insinúan un eventual ataque contra ese país por parte de Estados Unidos y/o de Israel, en algún momento del primer cuatrimestre de este año. Los neoconservadores más tozudos y reaccionarios, dentro y fuera de la administración del presidente Bush, no se sienten derrotados –a pesar del fiasco político-militar en Irak y del descalabro legislativo-electoral interno– y aspiran a castigar con severidad a Teherán, como parte de la “guerra contra el terrorismo”. La derecha en Tel Aviv considera que Irán representa una “amenaza existencial” para Israel y que es imprescindible una acción preventiva contra las instalaciones donde se desarrolla la capacidad nuclear iraní. Las temibles e injustificables posturas, pronunciamientos y políticas del presidente Mahmud Ahmadinejad contra la existencia del Estado de Israel alimentan, sin duda, un ambiente belicoso en la zona.Nuestro analista no parece ser capaz de diferenciar las señales propias de esta tan peculiar comunicación que tienen EEUU e Israel con Irán, de la guerra misma, a la cual da, (y es tentador hacerlo) por descontada. Las señales son todas de guerra, es indudable desde el punto de vista militar (ver este excelente artículo de Eric Margoris). Sin embargo, vuelvo a recordar que no es la militar no es la única perspectiva. No se le escapa al articulista la naturaleza conflictiva que implica en la región la "irrupción de un nuevo poder regional" como Irán, y las dos alternativas de EEUU para lidiar con ella. Puede usar a Irán como un elemento que equilibre el poder en medio oriente (no sería la primera vez que Irán sirve al propósito), región en la que Israel dejaría de ser la única potencia nuclear, o puede atacar al programa iraní, para dejar intactas las relaciones de poder vigentes hasta hace unos años.
Cualquiera de las opciones conlleva un riesgo para ambos. Al término de esta puja, Irán puede quedar con el poder para disuadir el ataque de cualquier enemigo, o puede quedar...borrado del mapa. Como dicen los norteamericanos, careful what you wish for -you might regret it-. O, retrucándola, vale crear una frase a partir de otra más sabia y antigua: "el que juega con radiación, se contamina."
2 comentarios:
Tokatlian ignoto?
No seas pendejo. Crecé. estudiá y después opiná, hormiga.
Bueno gordi, no todos lo conocemos porque no vamos al St. Andrews, sabes gordi.
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