No paran de llegarle hate mails a Lucila Castro. Por lo visto, muchos lectores de La Nación no están dispuestos a conceder la validez de la palabra presidenta. Lucila lo dice sin demasido rodeo: es un analogía que se ha adoptado por convención. Lo admite la regla de uso común, o sea, no me jodan.
En cuanto a Juegos olímpicos-olimpíadas, acá no tuvimos dudas. En el último tiempo se usó 9 veces la palabra olimpíada y ninguna juegos olímpicos. No es que esté mal decir Juegos olímpicos, pero a mí Bonadeo no me impone el lenguaje. Más bien lo hicimos hizo a despecho de quienes, supuetamente entendidos, se ofenden por la utilización la palabra olimpíada, de pretendida impropiedad.
lunes, septiembre 01, 2008
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1 comentario:
En mi diccionario sajón Juegos Olímpicos y Olimpíadas son sinónimos, no sé cómo será en castellano pero tampoco me preocupa. Lo de Castro me resulta un poco caprichoso: hay personas que se ponen a dictar cómo deben hablar y escribir los demás, y a veces utilizan el argumento de “la forma correcta” y a veces utilizan el argumento de “lo que impone la costumbre”. Fuera de acá, yo no digo “presidenta” porque en mis oídos suena tan mal como “cantanta”, y punto, qué tanto.
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