Con esta cita sigamos viendo cómo en Inglaterra trataban la pobreza, un auténtico cuco para la estabilidad del sistema visiblemente favorable a una minoría. El primer problema era diferenciarlos, ya que no eran morochos como le gustaría a Micky Vainilla. El segundo era ver donde mandarlos. El destino predilecto eran las parroquias, las "casas de trabajo"...y las plantaciones de Virginia. Arbeit macht frei. En Virginia sí harían una rebelión, en 1676, más otra un siglo después, más otra 85 años luego.
A los ojos de los ingleses que no eran pobres, los que lo eran tenían los rasgos de una raza extranjera.
Es obvio que la pobreza no era genéticamente hereditaria, pero las casas de trabajo y sus escuelas tenían el objetivo de volverla culturalmente hereditaria. Los pobres no nacían con un color distinto al del resto de la población, pero la legislación ofrecía un sustituto al color, y el Parlamento no era adverso a esa clase de legislación. Dado que los andrajos que vestían los pobres no bastaban para marcar su diferencia, una ley de 1697 exigió que llevaran (en tanto receptores de ayuuda social) una gran "P" roja o azul bordada sobre el hombro derecho de sus casacas. Y dado que no sólo eran molestos sino también "nauseabundos para quienes los ven", podían ser segregados -junto con otras personas viciosas, insanas, enfermas o impotentes- dentro de los muros de las casas de trabajo, los hospitales, las cárceles y los asilos especialmente construidos para encerrarlos -los guetos de los pobres-, o bien embacarlos rumbo a las plantaciones para que contribuyeran con su esfuerzo a la renta nacional.
Según parece, los ingleses pobres lo soportaron todo sin ninguna reacción violenta.
Edmund Morgan, Esclavitud y libertad en los Estados Unidos, p. 317.
2 comentarios:
Peor les hubiera ido con Malthus.
No casualmente Malthus salió de Gran bretaña.
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