miércoles, octubre 03, 2007

Locos del aire

Fui a ver Caballeros del aire (Flyboys, en el nombre original). Ambientada en la primera guerra mundial, cuenta sobre el escuadrón LaFayette integrado por voluntarios norteamericanos (ver trailer)
Como si hacer la guerra no fuera ya un asunto lo suficientemente delicado, representarla no lo es menos. La tecnología y el capital intensivo hacen que toda escena donde se recrea la época, el campo de batalla, o la acción en el aire, sea de imagen intensa y vivo realismo, más alla de errores e inexactitudes. En el trailer se ve algo de la espectacularidad de los efectos, mientras en el cine se aprecia ella toda. El sonido también ayuda a la ambientación; el trabajo conjunto de ambos departamentos nos zambulle en una experiencia de entero disfrute audiovisual que justifica por sí sola la entrada. Ahora bien, una película, por más moderna y capital-intensivo que sea, no supone ser un mero show off de efectos especiales. También es historia, y con más razón en Caballeros del aire, donde se relata un episodio histórico. Dejando a un lado la casi impecable producción (casi, porque hay algunos cortes bruscos de escena), la historia está relatada de una manera que parece ficticia, copiada del cliché de tantas películas de Hollywood. Para los novatos pilotos la cosa empieza mal cuando en su primera salida son apabullados por los alemanes; va mejorando con otras misiones exitosas aunque costosas: y desenlaza con la supremacía aérea de los ya aces. Recuerda algo a Pearl Harbour, o si se pierde la capacidad de tomarla seriamente, a Locos del aire y Y donde está el piloto. Es que contar la historia desde una perspectiva es aceptable, pero hacerlo sin escapar a la representación de buenos y malos resta credibilidad al relato. Hoy en día presentar a la entente como buena y la triple alianza como malvada no es creíble. Que se haga esta lectura en mucho es consecuencia de la representación tradicional de la segunda guerra, en la cual es bastante más facil ubicar al bando simpático y al bando maligno, lectura que en lo posible (se trata casi de los mismos bandos) a veces se traspola a un hecho anterior como es la Gran guerra. Ejemplificaré sobre el punto al dedicar un apartado especial a la música.
He hablado del sonido, muy bueno. La música también lo es, sólo que el momento escogido para el ingreso de cada tema abre la duda sobre si acaso el musicalizador no ha querido influir con cierto sesgo en la percepción de los hechos. La cuestión es la siguiente y la explicaré dentro de mis limitaciones. Cuando la escena se enfoca en un francés o norteamericano la música es apacible, o alegre, o podría decir uno, optimista, siendo que no hace prever ninguna variación fuera de tema. Sucede, sin embargo, que al aparecer en escena un alemán, la música muta repentinamente a una marcha épica, a tonalidades más oscuras, a un ritmo poco amistoso. Es corriente ver algo por el estilo en Star wars, toda vez que la alegre y optimista música compañera de los buenos, transforma súbitamente su humor al aparecer en pantalla Darth vader, o en este caso, alemanes. Se podría decir, la banda sonora es wagneriana. ¿Pero qué pasa cuando la parte más "wagneriana" coincide siempre con la aparición de tropas y pilotos del Kaiser? ¿Rinde en realidad tributo a la música operística germana? ¿O hace uso del cliché de ponerle a los personajes menos simpáticos una música acorde?. Hay que decirlo de nuevo: aunque la estructuración maniquea en el reparto de roles de Hollywood sea el pan nuestro de cada día, en ocasiones es creíble y en otras no. Éste es uno de los que no, pues a quienes enfrentaban los protagonistas eran, sí, enemigos, pero también eran como ellos personas corrientes que por alguna razón terminaron peleando y muriendo en el Meuse. No eran genocidas, no peleaban por una ideología totalitaria. ¿Eran wagnerianos? Si al musicalizador le parece, tal vez. Estos locos del aire...

5 comentarios:

Marta Salazar dijo...

sabes que la música de una película es lo que menos se trata en la crítica cinematográfica, por eso, te ganaste un Oscar por referirte a ella!

"el momento escogido para el ingreso de cada tema abre la duda sobre si acaso el musicalizador no ha querido influir con cierto sesgo en la percepción de los hechos", sí esto me lo dijo mi amigo crítico de cine hace un par de semanas. Lo mismo que tú dices Marcos!

Tienes link en Conversando de Películas!

Un abrazo!

PS: Cuándo muere un obispo? A tan poco tiempo de las elecciones, no nos deleitarías con un artículo sobre Argentina? Ganará Cris? En qué fallan los demás?

hugo dijo...

cuando iba leyendo tu crónica marcos, y comenzás a referirte a como cambiaba la música cuando aparecen los alemanes, inmediatamente pense "wagner",lo que confirme al seguir leyendo varios renglones más bajo.

lamentablemente esto es así y la verdad no se el porque.

por ejemplo aún hoy no se toca wagner en israel, ya que su música sonaba en los campos de concentración-¿que culpa tenía wagner quien habia muerto sesenta años antes? si bien cada vez hay mas israelíes que creen que esa prohibición debe ser abolida, y tienen al frente de esa campaña nada menos que a nuestro compatriota y gran director y pianista daniel baremboim.

sin duda el nacionalsocialismo uso a wagner, ya que con sus temas que remiten a las sagas germano-nórdicas era un fiel representante de la eterna "kultur" alemana, valor que ya aún antes del nazismo se enfatizaba en alemania contra la denostada "civilization" cosmopolista y mercantilista.

como decís vos, esa asociación entre militares alemanes y música wagneriana es algo con lo que el compositor tendrá que seguir cargando, sin perjuicio de que además de esos temas nos legó en la tetralogía melodías maravillosas como "la música del fuego mágico" o "los murmullos de la foresta", la alegría que resuena en la medieval "los maestros cantores de nuremberg" o el romanticismo en esa verdadera bisagra en la historia de la opera que es "tristán e isolda" o la hondura religiosa de un "parsifal"

pero no: solo se lo recuerda en el cine por las marchas....

hugo dijo...

otro si digo:

a propósito de la muerte de los obispos, del techo de la catedral de toledo penden los sombreros de todos los arzobispos fallecidos.

un dicho popular toledano sostiene que cuando el sombrero caiga al piso, significa qu monseñor ha entrado al paraíso

MagnusGodmunsson dijo...

El nazismo usó a Wagner, lo vació de su hondura humana, de su profundidad casi-mística, para convertir su música en mera música de fondo, para ilustrar los delirios de unos imbêciles.
Incluso si uno lee la traducción de la parte principal de Die Nuremberg Meistersinger, tiene ideas muy interesantes para un libertario.
Excelente post Marcos, deberías ser crítico de cine.

Claude dijo...

Los alemanes deben estar podridos de seguir siendo representados malignamente luego de más de 60 años de terminada la contienda. En cambio, cuando se hace una película sobre el peronismo se noveliza a favor del Gran Facho Argento.