lunes, octubre 01, 2007

Otra clave para el enigma de Irán

Pasa el tiempo y no se ve progreso en el conflicto por el desarrollo nuclear de Irán. No se lo ve al menos desde "afuera", si bien internamente pueden haber tratativas cuyos resultados no salen a la luz. A esa vía apostaba en el artículo El enigma de Irán. Podríamos calificar de alentador el que desde entonces no hayan caído bombas norteamericanas en Irán o bombas atómicas en algún lado, pero hacerlo sería llamarnos a engaño.
No ha habido avances ostensibles en llegar a una la solución que concilie todos los intereses en pugna ni han sido desistidas las pretensiones encontradas: por un lado el desarrollo nuclear independiente por parte de Irán de alegada finalidad pacífica, y por el otro la incompatibilidad del mismo con la paz y seguridad internacionales, sobre todo de la región. Desde las partes involucradas hay señales para todo, como la tensa negociación de Irán en el marco de la IAEA o el proyectado retiro de tropas norteamericanas en Iraq ante el mejoramiento de la situación en ese país en lo que a atentados respecta.
No dejan de haber, empero, señales indicativas de una posible confrontación bélica producto de la contumacia iraní cuando, seguiendo adelante con el plan nuclear, éste y sus aliados compran armamento, refuerzan los sistemas de defensa antiaéreos y EEUU incrementa la presencia naval en el golfo pérsico, al tiempo que una incursión aérea israelí en Siria da presuntamente con material nuclear originario de Corea del norte.
En este contexto, si una pregunta desvela a los analistas es acerca de cuando se va producir un ataque y si acaso será capaz de zanjar satisfactoriamente la disputa. Al depender la última cuestión del tipo y escala del enfrentamiento adoptado, en el análisis previo no pueden pasarse por alto las distintas estrategias al alcance de los planificadores militares.
La pregunta sobre si será desplegado armamento convencional o nuclear es táctica, pero por la implicancia política termina siendo estratégica. Aunque se escuche cada vez con mayor resonancia la posibilidad de que EEUU o sus aliados usen armas atómicas, es de prever que sean lo suficientemente cuidadosos como para evitar la factible contradicción discursiva de atacar el desarrollo nuclear de un país con el mismo tipo de armas objeto de la disputa.
EEUU será mucho más cauteloso de no quedar tan expuesto ante las opiniones condenatorias en la comunidad internacional, algunas, inevitables, de carácter estructural -antiamericanismo y rivalidad-, y otras por fallas intrínsecas en la exposición de motivos, como ha sido con respecto a la intervención de Iraq, motivo ésta de una catarata de críticas circunstanciales.
Otro intento de obtener mayor recepción internacional para una futura acción en Irán podría pasar por darle más tiempo, a diferencia del propiciado a Iraq, cuya invasión presurosa ha merecido los tildes de atolondrada y carente de consenso.
Como parte del proceso de tira y afloje con Irán posiblemente se le termine concediendo más tiempo del que gozó Iraq, cuando a partir de 2002 ocupó el centro de la escena en lo tocante a peligros internacionales de entidad tal como para creerse impostergable su resolución. Volviendo a Irán, mencionar un tiempo de gracia sin precisar su cuantía evoca una pregunta insoslayable: ¿Para quién corre el tiempo?. Entre los más desconfiados de la finalidad del programa nuclear iraní, la respuesta es sencilla. Cuánto antes se neutralicen las instalaciones, mejor. En ese orden de ideas, todo intento diplomático y toda concesión de tiempo que no consiga el desistimiento de las pretensiones nucleares de Irán beneficia a éste. Toda prórroga acercaría al regimen de Teherán al evento de obtener la bomba atómica, de donde surge que, imodificables las posturas en juego, la demora en el ataque sólo se justifica para hacer preparativos de guerra, siempre que durante éllos el enemigo no consiga arribar al potencial nuclear. Según se rumorea, es información de los pasillos de la inteligencia americana e israelí que el momento crítico en el cual Irán obtendría la bomba se encuentra aún lejano. Pudiéndose estimar un mínimo de tiempo necesario para fabricar la bomba es que una porción sería aprovechable a efectos de dirigir a Irán todas las rogatorias posibles que en definitiva logren, si no cambiar la conciencia de los ayatollas, al menos procurarle a EEUU mayor apoyo internacional y en mejor aún si incluye el visto bueno del Consejo de seguridad.
Es el actual también un momento provechoso para recomponer los lazos perdidos con Francia y Alemania, quienes con líderes diferentes a los de 2003 se presten mejor a iniciativas en conjunto con EEUU, Israel y Gran Bretaña, aunque el cambio de mando en este último arroje dudas sobre cuan decidida será su participación en intervenciones venideras de la alianza.
Con todos estos puntos en cuenta, la demora corre a favor de la legitimación de un ataque norteamericano a partir del momento en que, siempre y cuando no sea demasiado tarde, ya exista consenso internacional de que la posesión de tecnología nuclear por parte de Irán es un riesgo intolerable.
La maquinaria de guerra norteamericana e israelí de seguro tienen capacidad de ejecutar los planes en cualquier momento. Los más activos de aquí hasta que sea inviable aguardar más tiempo son, en cambio, los diplomáticos y formadores de opinión de todo tipo.
El tiempo corre para todos: unos lo utilizarán para desarrollar tecnología nuclear y desacreditar el temor que motiva, y otros para insistir lo suficiente como para que la idea de atacar militarmente a Irán deje de ser vista como una "calentura" neoconservadora impregnada del mismo espíritu con el cual se llevó a cabo el proyecto de Iraq. La mejora de la situación allí aporte, quizás, credibilidad a las tan desprestigaidas soluciones militares. Una política discursiva exitosa reconocerá los errores de Iraq, recogerá los aciertos, y sobre todo creará conciencia de que una confrontación con Irán no necesita, a diferencia de Iraq, reproducir su escala, y por sobre todo, no sería una de esas guerras que se "eligen". Por el contrario, sería producto de una necesidad verdaderamente inevitable, a diferencia de la vaga necesidad a la que siempre se ha echado mano en tantos conflictos innecesarios durante la larga historia de las conflagraciones.
Si por la vía que fuera se llegara a resolver todo este conflicto provocado a raíz de las aspiraciones nucleares de Irán, seguirá existiendo consternación por la continuidad de las causas que lo hicieron en primer término un país desprovisto de credibilidad, las de un país permanentemente atado a la sospecha de estar involucrado hacia afuera en actividades terroristas, y hacia adentro en violaciones pertinaces de derechos humanos, ambos temas sensibles en la agenda internacional. Para ello un amigo occidentalista tiene una idea: en el corto plazo responder militarmente con cualquier medio a toda amenaza que socave la seguridad de Occidente. En el largo plazo es donde entra a jugar la parte más original. EEUU tendría que bombardear a Irán y países por el estilo -dice- con productos comerciales. Es el ingreso a los hábitos de consumo, innato en toda persona, lo que alejará a estas sociedades de sus más obsoletas costumbres. Suguiendo con la idea (más metafórica que operacional), sobre tierras persas EEUU tendría que arrojar DVDs, pornografía, Coca cola, hamburguesas, computadoras, todo lo cual limará las vetustas jerarquías tradicionales que impiden realizar a las personas de carne y hueso su voluntad de consumo. Ver sino el colapso de la URSS y las reformas estructurales de países estatistas durante gran parte del siglo XX. En este sentido es que muchos han depositado la esperanza en el auge de internet (por citar a alguien, Mackinlay's, quien denomina "conectividad" al fenómeno en expansión). Se ha comprobado cómo, preocupados, los gobiernos de China e Irán dedican esfuerzos desesperados por cerrar el paso a internet haciendo uso de la más indisimulada censura. Saben que la circulación de ideas y productos -por más frívolos que sean- en última instancia desplazará a sus idolos, derruirá las rígidas estructuras burocráticas y jerárquicas, y terminará por provocar revolucionarias transferencias de poder y riqueza. Se lo ve en el horizonte.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Marcos nunca se habló de un ataque nuclear, o nunca lo leí por lo menos.

Si EEUU no usó el poder nuclear cuando no existían cosas como el internet y you tube, resulta totalmente irrazonable que algún lo use salvo previo ataque.

Dudo totalmente de que se vaya a usar esa táctica, puesto que siempre se habló de bombardeos estratégicos sin dar a entender que estos serían nucleares.

MagnusGodmunsson dijo...

Los estados, tanto el de Irán como el de USA, necesitan crear conflictos para mantenr a su población temerosa, así las casta de gobernantes se erigen como la única alternativa al caos y seguir viviendo de ellos.
Así de simple.

Claude dijo...

Me parece que ya hay bastante consenso internacional sobre el hecho de que un Irán nuclear no es bueno y de que el bombardeo de las instalaciones es, llegado el caso y agotadas las otras alternativas, una buena opción.
Lo no me resulta normal es que tenga que ser Estados Unidos el que haga el trabajo. Me resultaría más normal que tomara la iniciativa el país más preocupado por el desarrollo nuclear persa.
Algo parecido a lo que recomienda tu amigo occidentalista sugiere (sólo que en términos más bien culturales) Azar Nafisi en Fight Iran With A War Of Ideas, un artículo bastante idealista, por no decir iluso.
Yo, que también integro el club de los idealistas, creo que a nuestra era le faltan profetas y apóstoles que guíen a las sociedades hacia una idiosincrasia mejor más allá de las nacionalidades, y propongo lo siguiente: ¡volvé Jesús!
Ah, me olvidaba: ¿Recuerdan que antes de que Ahmadinejad fuera presidente se decía que los iraníes querían ser más occidentales y que resultaría electo un moderado más dispuesto a la apertura? Se citaban casos de bloggers y modas occidentales en la juventud. ¿Esa gente ya no existe? De golpe la prensa dejó de mencionarlos.

Anónimo dijo...

Bueno algunos hablaban de Rafsanjani como un reformador pro occidente. Pero si mal no recuerdo fue durante su presidencia cuando se realizaron los ataques terroristas a nuestro país, y las kobbar towers...