domingo, junio 21, 2009

Para el bolsillo del marine y la cartera del GI



Terminé el Pacific war companion, ¡A actualizar el índice de ansiedad bibliográfica! Esta corta colección de artículos de varios autores me 'acompañó' bien en la empresa de desprecarizar mi entendimiento sobre la guerra en el pacífico.
Una pregunta tenía y sigo teniendo: ¿la propuesta es de una lectura introductoria o complementaria? Algunos capítulos son más una cosa y otros la otra, pero se arriba a la misma conclusión: para quien le interese el tema, no alcanza con leer un libro de un único tomo, especialmente si tiene menos de 250 páginas como este.

Depende mucho del lector también. Los escritores sobre sucesos de alta repercusión como la segunda guerra mundial cada vez más ofrecen historias reinterpretadas, y menos reiteración acrítica de mitos. Los postulados refrescados podrán coincidir pero no antes de nuevos análisis. En conclusión, en lo grueso no es entre la historiografía oficial y el revisionismo que hoy pasa el debate, sino por una ponderación razonada de los argumentos de ambos, de donde resulta una especie de síntesis que puede coincidir más con uno, otro, con los dos, o ninguno. En caso de no haber grandes refutaciones o correcciones, se presencia una revalidación en vez de reiteración mecánica de una verdad construida en y merced a la victoria militar.

Es en este sentido que una lectura puede resultar introductoria para unos y complementaria para otros. A los primeros los lleva adentrarse en las capas exteriores -pero más jóvenes, nuevas- de una historia muy sedimentada. El mismo paso del tiempo le sirve a los segundos para reevaluar sus conocimientos en función de descubrimientos, confirmaciones, refutaciones, y catear nuevas vetas, profundizándolas con bibliografía ampliada o investigación propia.

El Pacific war companion no aspira a ser a un relato exhaustivo de los hechos , cuyos lineamientos básicos a veces ni alcanza a cubrir. Más bien aporta datos o conclusiones que no debieran ser soslayadas por quien pretenda tener una visión completa y sopesada de la guerra. Para ello es muy práctico detenerse, como hacen la mayoría de estos historiadores militares, en el estudio de consideraciones de orden diplomático, tecnológico, estratégico, táctico y operativo. Acá van algunas conclusiones desprendidas de la lectura. Sobre la prioridad del escenario europeo ya hablamos ayer y en otra ocasión, junto a otra constatación: la de la mejor inteligencia norteamericana.

Además:
-Los japoneses vendieron su expansión en la esfera asiática como una suerte de solidaridad anti-colonialismo occidental entre los pueblos asiáticos.
-Según los planes japoneses desde los años 20, la expansión sobre Asia era imposible que no conllevara la guerra con EEUU. La brecha industrial iba a ensancharse, asi que cuanto antes se atacara Pearl Harbour, mejor.
-No puede asegurarse que Roosevelt estuviera al tanto del ataque japonés. La inteligencia del ejército no lo estaba. La de la armada no se sabe, por lo tanto tampoco se puede desechar la teoría.
-Las victorias japonesas en Sinagapur, Malasia, Filipinas y Birmania se debieron a la sorpresa y velocidad con que se ejecutaron maniobras de fuerzas combinadas, de manera asimilable a la blitzkrieg alemana.
-Desde un primer momento la estrategia aliada consistió en dejar a los británicos la defensa de la India en la frontera con Birmania. A MacArthur y los australianos les tocó defender Australia y la plataforma desde donde podía ser atacado, Nueva Guinea. Detenidos los japoneses en Midway y el Mar del coral, la contraofensiva pasó por una doble cuña en las islas Salomón con centro en Guadalcanal, y, de la mano de Nimitz, por las islas del pacífico central (Gilbert, Marshall, Marianas, etc). Cada archipiélago era necesario para privar de bases aéreas a los japoneses y usarlas contra el próximo. Así se llegó hasta Okinawa, donde Japón apeló a una estrategia suicida y destructiva en el intento de aumentar las bajas norteamericanas y cambiar la opinión pública. Los marines norteamericanos lo contrarrestaron a fuerza de músculo e improvisación.
-Tomado Okinawa, ya estaban en marcha los preparativos para defender (Ketsu Go) y atacar (Operación Downfall) Japón en 1945 y 1946. Analizando las comunicaciones diplomáticas japonesas los norteamericanos llegaron a la conclusión de que no iban a conseguir la rendición incondicional sin la invasión, previsiblemente costosa. Las bombas atómicas se presentaron como la alternativa menos costosa en vidas.

5 comentarios:

Agustin dijo...

El difícil arte de la reseña! Estoy convencido que escribir buenas reseñas es la ante-sala de ... buenos libros. Esperamos más!

AM

Claude dijo...

Cambia la época y hay que renovar la biblioteca histórica y militar aunque se siga con el mismo tema. Me produce tanta curiosidad como incomodidad tener que volver a sumergirme en la falta de certezas sobre el pasado.

hugo dijo...

paul johnson sostenía -creo que en "tiempos modernos"- almirante de la armada imperial marcos kutulu san que cuando la inteligencia norteamericana advirtió que los japoneses prolijamente tomaban isla por isla en vez de hacer una blitz sobre el gran portaviones australiano, llegaron a la conclusión que tenían perdida la guerra por las insolubles cuestiones logísticas que entrañaba esa estrategia, pero no sabían cunto tiempo iban a tardar en vencerlos: jaque mate en x jugadas...

MarcosKtulu dijo...

Agustín, es difícil, es cierto. ¿Que incluir? Poco. ¿Que sacar? Casi todo. No hay ese problema al escribir un libro entero, hay otros!
Vendrán más reseñas. Es la forma de ver si me queda algo coherente en la cabeza.
Sí Claude, es como volver a comprobar el estado de algo. A veces no sale nada superador pero sí mejor escrito o con fotitos más lindas. Hay que darse los gustos también. Yo si llego a encontrar alguno de estos temas más desarrollados en otro libro, tranquilamente los voy a profundizar.
Hugo Suzukini, como de costumbre vos (y aquí también Johnson) das en la tecla. En el espíritu de síntesis se me pasó mencionar ese importante aspecto tratado en el libro. La estrategia japonesa recaía en el armado de un cordón defensivo en cuyas márgenes se debía ablandar a las mayores fuerzas norteamericanas antes de salir a su encuentro con la flota principal y vencerlas en una gran batalla naval decisiva. El inconveniente era que armó un perímetro más extenso del que podía defender. Tal es así que, si bien fortificó varias islas, no podía defenderlas a todas y tampoco arriesgó su flota combinada cuando los norteamericanos hicieron pie en las islas Gilbert. Distinto fue cuando se aproximaron a las islas que permitían llegar directamente por aire y mar a Japón, como las marianas y palau, por no decir ya las filipinas y las ryukyu. Ahi hizo kamikazeadas desesperadas. Te digo que algunos artículos señalan como un grave error de la doctrina naval japonesa el no desarrollar mayores medios de protección de la marina mercante, menos vistosa que los superacorazados de 70.000 toneladas, pero más importante. De esto sabían los anglonorteamericanos. No podrían haber sostenido la posición europea dependiente del esfuerzo transatlántico sin desarrollar al mismo tiempo soluciones para la amenaza submarinas. No lo entendieron así en Japón. Otra que los italianos con el Mare Nostrum en las palabras...

Plan de Gestión Federal dijo...

Pero los norteamericanos desarrollaron una estrategia exitosa contra el amplio despliegue japonés: iban saltando de isla en isla, sólo ocupaban las más importantes y dejaban amplios bolsones de soldados japoneses dispersos y ahisaldos en islas de menor importancia, De ahí tantas anécdotas de japoneses que permanecieran "resitiendo" a los yankies mucho después de terminada la guerra (40 o 50 años )en islitas perdidas.
Acerca de los "portaviones fijos" recordemos que los británicos sólo tenían dos portaviones en el Mediterráneo y uno más en los mares del norte de Europa. Sin embargo fueron los swordfish (horribles y obsoletos) que partieron de esos portaviones los que hundieron al Bismarck y al Vittorio Veneto (deadnaughts igualmente obsoletos).

Durante la guerra de Malvinas le preguntaron al propio comandante de la Armada si Argentina con un solo portaviones podían contrarestar la superioridad inglesa en ese aspecto y (cito de memoria) respondió:
"Argentina tiene un portaviones grande que es el territorio continental. Después tiene un portaviones mediano que son las propias Islas, y después tiene un portaviones chiquito que se llama 25 de Mayo."
Justamente uno de los problemas operativos de nuestra Fuerza Aerea y la Naval eran las largas distancias entre el Continente y el escenario bélico. Desde la islas sólo operaban los pucará. Y el 25 de Mayo no llegó a acercarse al escenario de las islas. Se ve que no aprendieron nada.

En el escenario de las Filipinas, las lanchas torpederas como la que manejaba Kennedy atacaban con impunidad de 'bucaneros" a los convoyes japoneses de suinistros y tropas (el Tokyo Express)

eso es lo que tengo para aportarles al debate.

Desde la "izquierda nacional"

Saludos