lunes, octubre 15, 2007

Algo podemos aprender de EEUU

Hace unos días consulté a los lectores para ver qué libro editado en EEUU me podían recomendar. Obtuve más de lo que pedí, ¡hasta me ofrecieron libros prestados! Lo agradezco mucho.
Verán, siempre estoy anotando aquí y allá cuáles libros valen la pena para un próximo viaje o para pasar la tarjeta de crédito en Amazon. Tanto y durante tanto tiempo fiché libros de interés, que llegada la oportunidad -por intermedio de un conocido-, de tanta saturación no se me ocurrió qué pedir. Borrón y cuenta nueva; con el sabio consejo de Agustín, he decidido hacerme traer John Adams de David McCollough, de una crítica sumamente favorable en Amazon. Estuve en la duda entre ese y el 1776 del mismo historiador. Si bien ese año es crítico, fundacional, la vida de Adams abarca más y a lo mejor sea más representativa de la joven república, nada menos que el primer experimento serio de democracia liberal, en cuyo marco el protagonista tiene mucho que ver tanto en ideas como en las decisiones.
A grandes rasgos el sistema político norteamericano se inscribe normativamente en la constitución, salida de lo que los founding fathers entendieron como las mejores costumbres e ideas a adpotar, no sin serias discrepancias entre ellos. Una vez logrado el indispensable consenso en la convención de Filadelfia para llegar a un documento basamental, las primeras presidencias fueron hechos clave para que, a través del funcionamiento de las nóveles instituciones se delimitara su alcance. Allí donde se plantea respetar el precedente -jurídico y político- esta primera etapa verdaderamente pone a prueba el temple del sistema. Las figuras de los tres primeros presidentes -Washington, Adams, Jefferson- dicen más de la época, de la epopeya y de los fundamentos del sistema que cualquier crónica o mera recopilación documental. Digo estos 3 por nombrar los primeros presidentes en ejercicio, sin restar mérito a otros prohombres, como John Marshal, quien en su larga judicatura en la Suprema Corte afirmó los pilares de la novedosa institución.
John Adams fue revolucionario, pensador, político, diplomático, vicepresidente, presidente, digno rival derrotado por Jefferson; ¡Si este hombre ilustrado no habrá sido propicio para poner a prueba el andamiaje institucional apenas recién articulado! Y no es que John Adams iba a ser alguien que borrara con el codo lo escrito con la mano.
Imagínense a Chavez fundando una nación. No hay que forzar demasiado la imaginación, cuando algo semejante es el objetivo personal del dictador, claro, pero para cualquier lado. Pretende refundar un país bajo principios radicalmente diferentes a los de la democracia liberal. Ni Bolívar, tan despótico como se lo ha juzgado (y en esa veta lo tratan de revivir hoy), quiso alejarse tanto como Chavez de las ideas extraídas de los debates en norteamerica. Los cargos de poder no están pensados para ser ejercidos por ángeles, al contrario, se idean en la suposición de que los funcionarios quizás no estén animados por las mejores intenciones, o aunque las tengan, por su propia naturaleza -corrompible- no será aquella disposición un estado permanente.
Los carecteres limitadores del poder que surgen de la constitución norteamericana habrán sido sido primero pensados, luego diseñados, y finalmente puestos a prueba en sus primeros ejercicios. Recordando el asiento de precedente, si las 3 funciones tocan a virtuosos, tanto mejor. El sistema que resiste una primera etapa de fragilidad, parecería estar mejor encaminado para resistir turbulencias ulteriores. Penso en Alberdi y su generación, agotados los cuales, el sistema perimió poco tiempo después.
En EEUU no todo quedó resuelto en la sanción de la constitución y las adecuaciones en los años subsiguientes: siguió estando vivo el debate sobre el alcance de los derechos de los estados en contraposición de los poderes del estado federal, no siempre explicitados en la letra constituyente, aunque a veces sí en su espíritu. Múltiples causas, en parte puntos pendientes desde la independencia, desembocaron casi 80 años después en la feroz guerra de secesión, la cual muchos consideran una refundación del país, en tanto zanjó violentamente las desavenencias por la interpretación del reparto de poderes a nivel federal. Su terminación logró, además, encarrilar al país en un proceso de industrialización que lo colocaría al cabo de unas décadas en el lugar de potencia económica global. Queriendo interiorizarme más sobre este conflicto, es que también pedí Battle cry of freedom del insigne historiador de la era de la guerra civil, James McPherson. Muy buenas calificaciones se le dan a esta obra abarcadora del complejo proceso en su faceta política, social, económica y bélica. Del índice se sigue que las 300 primeras páginas trasuntan las causas y antecedentes de la sangría entre norte y sur, imposibles de sintetizar en el popularizado motivo del esclavismo, sin con ello faltar al compromiso de atender al estudio del conflicto en su total dimensión, como se dijo, complejo.
Para alguien que lee desde la Argentina de hoy, estos libros son los que por el momento creo los más aleccionadores luego de una necesaria adaptación a nuestra realidad. Entre mi lectura favorita está la estrictamente militar, pero esa poco me deja desde este país sin ejército pero por fortuna sin guerras que temer en el futuro inmediato.
Ellos no llegaron a ser el país que son librados únicamente a la gloria militar. Antes bien, o durante, debieron de diseñar el marco bajo el cual se regiría el país, debieron resistir los embates de la propia naturaleza humana, como la lucha de poder entre entidades estatales, internas y externas, rehacer un país desmenuzado y llevarlo a una posición de hecho líder en el mundo. Más comentarios cuando tenga en mano los ejemplares y avance en la lectura.

8 comentarios:

Agustin dijo...

Marc. Que buena decisión, man! Es un libro espectacular. En alguno de mis blogs anteriores escribí una reseña ... a ver si la encuentro. Lo vi a McCullough en una conferencia en Amsterdam, que también reseñé:

http://americanstudies20042005.blogspot.com/2004/10/lecture-by-david-mccullough.html

"1776", que compré en 2006, tiene menos brillo. Pero es bueno: cuenta los desafíos estratégicos, y plantea bien el estilo de liderazgo de Washington (solo por esto último el libro vale la pena).

Cuando termines John Adams, te podrías jugar con este especacular mamotreto de 737 páginas (incluyendo footnotes):

Jean Edward Smith. John Marshall: Definer of a Nation (Henry Holt, 1996). Ya es un poco viejo, y hay otros más recientes sobre Marshall. Pero es absolutamente espectacular, sobre todo para vos como abogado. Saludos, Agustin.

hugo dijo...

a propósito de ese post sobre la consulta de libros, allí te deje marcos una pregunta sobre gallipoli, no se si la viste?

MarcosKtulu dijo...

Anoto Agustín, 'chagracia! La reseña refuerza mi intención de conocer sobre Adams.
Hugo, la importancia histórica para los turcos de Gallipoli (que conocen a la campaña, en rigor, como Çanakalle) es la de constituirse en punto de resistencia al ataque británico. El control de los pasos se lo entendió como algo absolutamente prioritario, de lo que se dependía para interrumpir el enlace y aprovisionamiento de los rusos. También era un lugar cercano a dos puntos cruciales como son Estambul y Edirna, te imaginarás, ciudades con un valor aparte en lo estratégico y simbólico, y no muy lejos también Esmirna. Por todo esto no es de extrañar que los turcos dedicaran la mayor parte de sus recursos a la defensa de Galipoli, descuidando la defensa del imperio en acelerada desmembración. La defensa del enclave se pudo hacer, a un costo enorme, y con el beneficio de consolidar la figura de Kemal, quien luego, como decís, mudaría la capital a un emplazamiento más defendible en la olvidada y mediterranea Ankara.
Para los británicos quedó como positivo la experiencia de una evacuación ordenada. Más significación tiene para los australianos y neozelnadeses, cuyo cuerpo (ANZAC) tuvo su primera actuación en combate. El aniversario del desembarco es feriado nacional en Australia y Nueva Zelanda.

hugo dijo...

gracias marcos por tu comentario sobre gallipoli. aclare muchas dudas, como por ejemplo la denominación turca y el porque el lugar es visitado por tantos australianos y neocelandeses como se informa en el folleto del tour.-

Anónimo dijo...

Como decís Marcos, ANZAC day es feriado en Australia (viví años allí). Pero lo que más me llamó la atención es que en la gente tiene un sentido de tragedia total. No lo puedo comparar con ninguna fecha argentina. Siempre se hace un desfile militar con veteranos, se transmite en todos los canales y se mira hasta en los pubs!
Tal vez esa campaña caló profundo en australianos y neozelandeses porque en esa época, recién se estaban acomodando como estado (cual experiencia de la niñez). Después de todo, no fue hace tanto y se mantiene fresco en la memoria colectiva.
Si algún día tenés la posibilidad de conocer a Australia, que sea en ese día.

Claude dijo...

Hay algo profundamente aventurero en la construcción de las repúblicas americanas. Los tipos no estaban tan convencidos como ahora de cuál era el sistema político indicado, y mucho era tantear, rumbear. Me alegran mucho los casos exitosos y referenciales.
¿Chávez fundando una nación? Mmmm... Su tarea es más bien la contraria.

MarcosKtulu dijo...

Chavez la esta fundiendo mas que fundando.
Fernando, valioso el testimonio. Los australianos tenían fama bien ganada de aguerridos por su actuación auxiliar en la guerra boer, donde enfrentaron guerilleros igualmente duros (casi un partido de rugby).
Para destapar el atasco en los dardanelos, los australianos ofrecieron un contigente inicial de 20.000 hombres. Ese terminaría siendo el número de heridos, más 7500 muertos, y otra proporción alta sufrida por los neozelandeses. En definitiva les confiaron una tarea tan dura que los terminaron mandando al muere.
Hugo, ya volveremos algun dia con esta campaña. Son piezas fundamentales en el armado del mito fundacional de 3 países. En el caso de los turcos no es un episodio bochornoso, como otros de la misma época, figurados en esta metáfora de una nota de La nacion de hoy: "El Estado y la sociedad turcas tienen un pasado traumático, que no es nada fácil enfrentar", dijo Ferhat Kentel, un sociólogo de la Universidad Bilgi de Estambul. Kentel comparó los comienzos de Turquía con un inquilino que advierte que la casa que acaba de alquilar no es nueva, sino que "por debajo tiene todo tipo de basura y suciedad".

"¿Acaso lo gritaría a los cuatro vientos, cuando corre el riesgo de sufrir vergüenza ante los vecinos? ¿O trataría de arreglárselas en silencio, para seguir viviendo en el único hogar que ha conseguido?", preguntó."

hugo dijo...

leí marcos con sumo interes el a rtículo que vos mencionas en ln de hoy.

como sabés el tema armenio es complicado en turquía. recordá que mataron al periodista "revisionista" que lo reabrió a principios de año.

en cuanto a los aprestos militares turcos en la frontera con irak, tambien me parece un motivo de nueva y gran preocupación. george w debe estar pensando que con aliados así quien necesita enemigos...

¿cual es tu análisis militar del tema? ¿tiene algo que ver la declaración demócrata de reabrir en el congreso el tema armenio o es una lamentable casualidad que se da en momentos en que recrudece el accionar kurdo desde la frontera iraquí?