En un comentario que dejó, Ramiro de Comentarius (ex Ius & Law) había dado a conocer una propuesta de escribir sobre lo problemas vistos y denunciados aquí. Finalmente lo hizo y se tomó el trabajo de analizar el fenómeno de censura de hace unas semanas y el ombliguismo que lo origina, para ello aplicando un marco teórico bastante descriptivo. Varios blogs se convierten en lo que da en llamar "ecosistemas de información ideológicamente cerrados". Siguiendo a Michael Flamm, son ideological eco chambers: cubos cerrados de una ideología determinada dentro del cual se cruzan todas las noticias e ideas que consume un ciudadano cualquiera."
Menos mal que Ramiro puso algo de sabiduría en todo este asunto, porque por momentos parecía como si yo delirara por denunciar el sectarismo e impermeabilidad intelectual de mis amigos blogs conservadores de derecha, esta vez encarnado arquetípicamente en el sujeto de la foto. Me animaría a decir que resquebrajé el cubo (¿cascarón?) ergo su respuesta. No remorse.
viernes, agosto 18, 2006
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3 comentarios:
Los que practican lo de la eco chamber alegan un genuino principio liberal qu es el de disponer como se les cante de su propiedad, el bog.
Ahora, si uno se dice liberal, tendría que aceptar la discusión,refutar o aceptar el argumento contrario. Eso tambiên es un principio liberal.
O admitir que sólo flirtea con el liberalismo, pero que no coincide con muchas de sus actitudes (como permitir la libre discusión),eso sería más honesto.
No quiero hacer de abogado defensor de Luis (porque de hecho me molestan bastante algunas de sus posiciones y, además, en ningún momento me llegó un cheque en concepto de honorarios) pero me parece que habría que aflojar un poco con esta suerte de "escrache".
Es cierto que su actitud censuradora es criticable, pero tampoco es su patrimonio exclusivo. Muchos hacen lo mismo, y por ello creo que sería mucho más productivo criticar estas actitudes sin focalizarlas tanto en una sola persona.
No se, esta suerte de escrache me choca, me produce algo desagradable...
No me parece muy coherente defender la tolerancia de este modo...
Está bien Diego, gracias por hacer pública la puntualización, porque me ayuda a explicar algunas cosas. Son varios los que me han dicho que pare un poco la mano con todo esto, porque parece enfermizo ya. Si insisto es porque el episodio me da la impresión que dio pie a algo más, a ir conociendo lo sustancial, más allá de lo personal. Hoy Luis no es alguien que me quiere mucho poquito o nada. Es alguien que refleja una manera de pensar y de actuar (no siempre concordantes) y obviamente no es el único. Quizás donde digo Luis podría reemplazarlo por otro nombre o por una designación genérica, pero hablo de este caso porque es el más cercano. Uno puede criticar a la izquierda o los izquierdistas y ambas actitudes serán válidas (aun cuando puedan ser imposturas). Hacer una crítica enfocada en, por ejemplo, Michael Moore, te permite acometer contra sus ideas, y a la vez permitirte denunciar su hipocresía. Será entonces un enfoque más aproximado a una realidad concreta, vivencial, y no a algo tan genérico y abstracto (como "la izquierda").
Así como no tengo pelos en la lengua para criticar la actitud deleznable de Luis, no tengo problemas en que él posteé aquí, ni le mandaría un sicario, ni me importan sus carácterísticas personales irrelevantes (cara de verga es una actitud más que un rasgo físico), por ende no creo que la tolerancia por mi parte esté comprometida. ¿Me gustaría otro tipo de acercamiento? Seguramente. ¿Lo permite Luis, al tirar la piedra y esconder la mano? No.
Despersonalizado, lo que nos acercó Ramiro (un poco desde afuera) creo que es sumamente importante porque esboza una explicación de cómo se generan estos cortocircuitos. Lamento objetivar a Luis como conejillo de indias, pero habría sido más injusto hacer a otra persona destinataria de algo por cuya insuficiente proximidad no me consta.
Si estos embates son desagradables, los tendré que ir corrigiendo para no causar tan fea impresión, pero lo que hay entre manos me parece que no debiera callarse (el pudor hacia la sensibilidad de Luis ya me tiene sin cuidado) como tampoco, y por el contrario, espero estar -o seguir- exagerándolo.
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