De todas las medidas preventivas contra la fiebre puerquina, olvidan mencionar la de evitar las moderduras de zombies y vampiros, incluidos los intendentes del conourbano. Ante los primeros síntomas, consulte su curandero, chamán u homeópata de confianza. Hasta lograr su recuperación, no muerda a otras personas.
Hablando de zombies enfermos -pleonasmo-, el otro día me vi una película muy buena del género, Dead snow o Død snø.
Un grupo de estudiantes de medicina noruegos se va de vacaciones a una cabaña en la montaña (teniendo en cuenta la geografía de Noruega, eso es a unos pasos de la costa del fiordo) en invierno. Apenas llegan cuando un loco les avisa que se las tomen, que el pueblo de Ojsford está maldito desde la época de la ww2 con la ocupación alemana que saqueó y mató a cuatro manos. No le dan bola y siguen en la suya. De pronto aparece un zombie y se agita a una mina en la letrina. Más zombies en escena, y se agitan al gordito, a quien le sacan el poco cerebro que tiene. A todo esto, el líder del grupo sale por ahí con la moto de nieve a buscar ayuda o algo así, pero no encuentra más que zombies...zombies nazis. Se agita con ellos, y pese a ser más débil, se les planta bastante. Los de la cabaña terminan saliendo (o escapando) también, aunque se ven abrumados por la cantidad de zombies nazis. En una parte, uno de los muchachos está corriendo por un bosque y se clava una rama de árbol en el vientre. Sigue corriendo un cacho más, pero enseguida se ve detenido. Desenrollada al máximo, ¡se le había acabado el largo de la tripa!. En otra escena, el motoquero y un zombie quedan colgando de un risco gracias a...¡la tripa de otro zombie!. Sean de guerra, o de terror como ésta, me encantan las películas con mucha sangre y mucha tripa. Les dejo el trailer.
9/10
jueves, abril 30, 2009
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