Independientemente de todos estos sentimientos que parecieran modificar la faz cronológica del torneo, debe quedar en claro algo: el mundial empieza el 9 de junio y termina el 9 de julio, así los finalistas sean Túnez y Ecuador.
El deslinde entre los octavos de final y los cuartos de final, esos 2 dias fatídicos de espera sin partidos, sumados a los que separaron esa última fase de las semifinales, nos han preparado para soportar la espera hasta los últimos 2 partidos, y con suerte nos preparen para la espera de 4 años. Hay quienes se han tomado la libertad de ir sacando conclusiones (y aquí) sobre el mundial, calificándolo como "amargo". Las razones:
Excesiva previsibilidad, partidos grises, tácticas defensivas, escasez de figuras, equipos cansados, malos arbitrajes, pésimos terrenos de juego, ausencia de revelaciones individuales y de equipo, preeminencia de los veteranos, miedo escénico, agotamiento, lesiones, calor, monotonía. Esas fueron las constantes del torneo. Como cierre y símbolo de este panorama, solo en los dos países involucrados la final despierta alguna expectativa.
Enseguida salieron al cruce, recordando que Italia 90 fue peor, a lo que me permito agregar una opinión preliminar, puesto que todavía no saqué mis conclusiones: Este mundial fue mejor que el de 2002.
Como quedan 2 partidos por jugar, careciendo uno de ellos de trascendencia práctica (el alternativo a la final es el famoso partido que nadie quiere jugar, y sin embargo motiva la renuncia de quien no lo alcanza), queda por decidirse quien será el campeón. Ante todo, no es un partido con un claro favorito (aunque las apuestas en William Hill paguen 1.72 para Italia y 2.10 para Francia) y cualquier cosa puede pasar. Para pronosticar el resultado, lo más seguro no es mirar hacia adelante, ya que no se puede, sino mirar para atrás y proyectar hacia adelante. Lo que mostraron ambos azules hasta ahora es que fueron de menor a mayor, pero con algunas particularidades. Francia realmente fue en ascenso: En su primer partido no pudo marcar goles, en el segundo empató pero marcando un gol, el tercero lo ganó con 2 goles. Contra España, el primer equipo importante, ganó 3 a 1, y de allí llego a su clímax dando el batacazo contra Brasil. Contra Portugal se nota claramente que reguló el esfuerzo desde que se puso en ventaja el primer tiempo.
El otro azul fue más progresivo en el juego que en los resultados, que fueron más bien constantes: 2-0 Ghana, 1-1 EEUU, 2-0 con República chaca; vale recordar que marcaron los goles de contraataque, o de pelota parada como en el caso de EEUU. Contra Australia la suerte no acompañaba, hasta que el árbitro la invocó, regalando un penal (1-0). Con un Ucrania sólo tuvo algún sobresalto, superado rápidamente con goles (3-0), y ante Alemania la paciencia rindió sus frutos.
De hasta aquí se desprende que estos equipos son futbolísticamente muy conservadores y su severa dependencia en contraataques y pelotas paradas los puede tener a la espera de una oportunidad de gol que quizás, merced a la precaución del rival, nunca llegue. Si bien ambos están de ánimo pum-para-arriba (no imaginaron esto hace 20 dias), el rasgo que los ha caracterizado, que es ser cautelosos, debería estar presente. La excepción se impondría si Francia sale sorpresivamente iluminado como contra Brasil, con un Zidane al que le salen todas, y si sale un Italia ansiosamente arriesgado como el del tiempo suplementario contra Alemania. Como no creo que se repitan estas actuaciones, imagino que ambos mostrarán su cara más conocida, aunque no más vistosa. Por eso, y como en 1994, veo muy plausible una final por penales, en donde rompiendo la tradición, y como consecuencia de la intensa práctica a este respecto, como también por tener al mejor aquero, Italia se imponga.
¿Por quién hincho? Por el que juegue mas bello futbol.
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